El incremento progresivo de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria y el agotamiento de los antibióticos eficaces, por el aumento, hasta ahora imparable de las resistencias bacterianas, son una alerta de salud pública mundial, ya que producen una gran cantidad de muertes y de sufrimiento en los pacientes, de frustración en los profesionales y de gasto sanitario. Además, pone en riesgo los avances médicos de las últimas décadas y la sostenibilidad de los sistemas sanitarios actuales. Por ello, numerosas sociedades científicas nacionales e internacionales y gobiernos han lanzado la voz de alarma: “es tiempo de actuar”.
El presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), José Miguel Cisneros, apuesta en primer lugar por la formación especializada de los profesionales sanitarios como primer paso para encontrar una solución al problema.
“El programa Pirasoa ha conseguido reducir el consumo de antibióticos de manera extraordinaria”
Este especialista, que además dirige el programa Pirasoa para la prevención, control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria y el uso apropiado de los antimicrobianos en Andalucía, explica en declaraciones a ConSalud.es que esta estrategia “ha conseguido reducir el consumo de antibióticos de manera extraordinaria”.
Las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos son “uno de los principales problemas de salud que tiene el mundo y nuestro país en particular. En base a ello es necesario adoptar las medidas necesarias para atajarlo y sabemos cuáles son: a nivel de los profesionales… formación, formación y formación”, dice el doctor Cisneros.
Este tipo de complicaciones en los pacientes exigen un conocimiento de plena actualización en todas las especialidades que las abordan. “La razón por la que no usamos bien los antibióticos no es que los médicos no estudiemos, sino que el número de conocimiento que se ha generado en los últimos años sobre antibióticos, resistencias, nuevos tipos de pacientes, etcétera, es de tal magnitud que los profesionales que se dedican a otras especialidades, que no es específicamente las de enfermedades infecciosas, no tienen tiempo material para tener la suficiente formación en estos avances”, concluye Cisneros.