La consejera de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía, Catalina García, ha presentado en el marco de un acto organizado en colaboración con la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) en Málaga y ante más de 700 profesionales sanitarios, la Estrategia de Vigilancia y Salud Pública de Andalucía (AVISTA), “con la que Andalucía vuelve a ser pionera en España, al ser la primera comunidad autónoma en contar con una herramienta de este tipo, que nos permite detectar a tiempo los potenciales problemas de salud y atajarlos, además de alertar a todo el sistema para que podamos responder con prontitud y eficacia”.
Catalina García ha recordado que “la pandemia de la Covid-19 puso a prueba todo nuestro sistema sanitario y, especialmente, el Sistema de Vigilancia en Salud Pública. Por este motivo, en la Consejería de Salud y Consumo vimos la necesidad de contar con una Estrategia de Vigilancia y Salud Pública, en la que llevamos trabajando varios años, desde que, en mayo de 2021, el Consejo de Gobierno aprobara su formulación. Entonces se pusieron manos a la obra diversos grupos de trabajo en los que han participado más de 140 profesionales de distintos organismos, sociedades y áreas de conocimiento relacionadas con la vigilancia y la gestión de alertas en salud pública, entre los que se encuentran el Ministerio de Sanidad, la propia Consejería de Salud y Consumo, la Consejería de Empleo o el Servicio Andaluz de Salud, entre otros.
La estrategia incluye el compromiso de difundir y divulgar el conocimiento epidemiológico a profesionales y ciudadanía, incorpora innovaciones en las formas de comunicación
La titular del ramo ha asegurado que “Andalucía, con esta estrategia pionera en España, manifiesta que es consciente de la necesidad de fortalecer y renovar la vigilancia en salud pública y la gestión de las alertas en salud pública para preservar la salud de la sociedad en su conjunto”. “Con AVISTA, potenciamos, además de la vigilancia de las enfermedades no transmisibles, la transformación digital y la mejora de los sistemas y fuentes de informaciones necesarias para extender la vigilancia a todas las enfermedades y problemas de salud, así como a sus determinantes”, ha añadido.
Asimismo, la consejera ha explicado que “esta estrategia también desarrolla un modelo organizativo de salud pública sostenible y contribuye a la incorporación de profesionales claves como los de enfermería y los especialistas en medicina preventiva en la red de vigilancia de atención primaria”.
“En las etapas más álgidas de la pandemia, nuestro Sistema de Vigilancia en Salud Pública ha permitido la evaluación de riesgos"
Por último, ha abundado García, la estrategia incluye el compromiso de difundir y divulgar el conocimiento epidemiológico a profesionales y ciudadanía, incorpora innovaciones en las formas de comunicación, así como potencia el acceso abierto a los microdatos con fines de análisis e investigación. “Se fomenta, igualmente, la gobernanza con el establecimiento de canales externos e internos para distribuir responsabilidades y facilitar la participación en la toma de decisiones de los agentes implicados”, ha afirmado.
CRISIS SANITARIAS
La titular de Salud y Consumo ha destacado el papel desarrollado por el Sistema de Vigilancia en Salud Pública durante la pandemia de la Covid-19. Así, ha detallado que, “en las etapas más álgidas de la pandemia, nuestro Sistema de Vigilancia en Salud Pública ha permitido la evaluación de riesgos, el control de brotes en entornos vulnerables y en la identificación de cepas y variantes de interés gracias a la secuenciación.
“En Andalucía ya estábamos preparados porque en los últimos años hemos tenido que enfrentarnos a múltiples situaciones de alerta, como la crisis de la listeriosis"
Si bien, ha recordado: “en Andalucía ya estábamos preparados porque en los últimos años hemos tenido que enfrentarnos a múltiples situaciones de alerta, como la crisis de la listeriosis, en 2019, en la que el Sistema de Vigilancia de Salud Pública demostró su capacidad para asociar brotes colectivos de diferentes lugares mediante un nexo alimentario común, la ingesta de carne mechada comercializada y contaminada por listeria; o, posteriormente, en 2020, cuando controló con eficacia el brote de meningoencefalitis por Virus del Nilo Occidental, en Andalucía occidental, y mostró su capacidad para coordinar sectores y administraciones de distintas áreas competenciales”.
“En todos estos escenarios, el análisis epidemiológico ha permitido, con rigor y calidad, respaldar las decisiones propias de la autoridad sanitaria, pero también, ha llevado al límite la capacidad estructural y organizativa del sistema, y ha puesto de manifiesto carencias y limitaciones, que en épocas anteriores se habían superado con mecanismos adaptativos”, ha subrayado García.
“La salud mental, los determinantes sociales de la salud y la influencia del entorno ambiental y la ocupación laboral son áreas que implican riesgos candentes y que es necesario incluir en el Sistema de Vigilancia en Salud Pública"
La consejera ha insistido en que “los riesgos emergentes para la salud son frecuentes en un mundo globalizado, donde las zoonosis y otros agentes transmisibles superan fronteras y aproximan modos de enfermar entre lugares remotos”.Sin embargo, ha incidido, “aun en periodos epidémicos, la mayor carga de enfermedad la aportan las enfermedades no transmisibles, muchas de ellas de carácter crónico, que acompañan a la persona en su recorrido vital afectando a su calidad de vida (muerte prematura, discapacidad e invalidez)”.
“La salud mental, los determinantes sociales de la salud y la influencia del entorno ambiental y la ocupación laboral son áreas que implican riesgos candentes y que es necesario incluir en el Sistema de Vigilancia en Salud Pública desde un enfoque OneHealth, una sola salud, y de Salud para todas las políticas”, ha asegurado.