El pasado 16 de septiembre, Gonzalo Moreno del Val fue elegido vicepresidente del Consejo General de Colegios Veterinarios de España. Moreno del Val asumió por primera vez el cargo de presidente del Colegio de Veterinarios de Alicante en 2017 y, actualmente, continúa al frente del cargo con nuevos retos al frente de la vicepresidencia del Consejo.
La formación veterinaria, el concepto 'One Health' o la gestión de la profesión junto al resto de profesionales sanitarios son algunos de los objetivos que resuenan en este nuevo cargo, algunos implantados desde sus inicios en el Colegio alicantino.
El veterinario, licenciado por la Universidad Cardenal Herrera y funcionario de carrera, ha explicado en una entrevista para Animalcare cómo afronta este nuevo paso dentro de la labor veterinaria y cuáles son los grandes retos de la profesión en el marco de nuevas normativas como la Ley de Bienestar Animal.
Con esta nueva legislatura que afrontas dentro de la Organización Colegial Veterinaria, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta?
En primer término, afianzar el trabajo que he estado haciendo en estos cuatro años, liderando la formación del Consejo donde, manteniendo un mismo nivel de gasto, hemos conseguido facilitar la formación de los veterinarios, duplicando el número de actividades, rebajando tarifas y consiguiendo aumentar hasta un 60% los contenidos gratuitos. Para cuando acabe este año habremos multiplicado por cinco el número de alumnos que nos encontramos al llegar, cuando fui elegido como consejero de formación. Esto realmente debe tener continuidad. El liderazgo del consejo en este ámbito yo creo que nos hace más fuertes como profesión y este esquema, el de un consejo robusto con unos servicios de excelencia, favorece el desempeño de todos los colegios provinciales de veterinaria, especialmente de aquellos más pequeños y modestos, y favorecen la defensa de nuestra profesión y sus intereses en cualquier lugar de nuestra geografía.
Por otro lado, quisiera hacer lo que llevo haciendo en Alicante los últimos seis años. Es decir, establecer y afianzar las relaciones con absolutamente todo el mundo dentro de nuestra profesión, con las distintas profesiones sanitarias, con las administraciones. Al final debemos buscar sinergias y escenarios de negociación que puedan favorecer nuestros intereses. Debemos ser capaces de hablar con todo el mundo.
Y la profesión veterinaria, ¿a qué retos se enfrenta en la actualidad?
Realmente hay muchos y muy diversos, pero creo que uno de los principales es la mejora de las condiciones laborales de nuestros profesionales. En este ámbito fuimos líderes en Alicante al propiciar desde el colegio el primer convenio colectivo del sector de la veterinaria en nuestro país, que surgió seis años antes del convenio nacional.
"Surgen nuevos problemas, como el Síndrome de Burnout, por la degradación del desempeño de nuestra profesión y sería necesario que la universidad se pudiera adaptar a la realidad"
En este caso hay un problema de base, porque debería existir una oferta formativa acorde a las necesidades de nuestro país, porque producimos más de lo que necesitamos y esta sobreoferta favorece la degradación de las condiciones de trabajo. Con esto también surgen nuevos problemas, como el Síndrome de Burnout, por la degradación del desempeño de nuestra profesión y sería necesario que la universidad se pudiera adaptar a la realidad de la profesión, tanto en su oferta de plazas como también en la actualización de sus planes de estudio de una manera ágil. Por ejemplo, una profesión que tiene un porcentaje importante de profesionales que acaban siendo empresarios, carece de formación empresarial. Esto yo creo que es uno de los problemas más palpables. Aunque hay otros retos, como intentar conseguir que los políticos y la sociedad entiendan y apuesten por el modelo ‘One Health’. Se banaliza la importancia de la salud animal y su influencia en la salud humana. Mientras no consigamos avanzar en la comprensión de este mensaje, será difícil luchar frente a medidas discriminatorias como puede ser el IVA veterinario, que al final lo que penaliza es la salud de todos.
Y desde tu punto de vista, como presidente del Colegio de Veterinarios de Alicante, ¿en qué punto se encuentra la labor veterinaria a nivel local y a nivel autonómico en Valencia?
En Alicante nuestra profesión goza de cierta estabilidad y de buena salud. Por medidas pioneras, como el convenio de 2014, que permitió que se controlase la apertura incesante de centros veterinarios, se aumentó la competitividad de los que ya existían y se mejoraron las condiciones laborales de nuestros profesionales que son, por cierto, mejores a día de hoy que las del resto de los veterinarios de nuestro país, gracias a que nuestro convenio provincial sigue en vigor y marca mejores salarios que el convenio nacional.
En la digitalización también fuimos pioneros y fuimos el primer colegio, por ejemplo, que tuvo una sede electrónica. Esto nos hizo que, en una situación crítica como la pandemia, pudiéramos seguir ofreciendo nuestro servicio y estando cerca del colegiado.
Por otro lado, aquí siempre hemos apostado por tener buenas relaciones con todo el mundo y especialmente con otras profesiones, sobre todo las sanitarias. Esto se evidencia con muchas jornadas conjuntas con otras profesiones sanitarias. Al final ha sido tan estrecha la relación que incluso hemos alegado conjuntamente normativas. Por ejemplo, médicos y veterinarios alegamos una normativa enfocada a ganaderías, donde los médicos jamás se habían metido, sobre control de una zoonosis como la fiebre Q. Tener una mayor visibilidad dentro del colectivo sanitario nos ha permitido participar de manera directa en el comité de la reconstrucción que se hizo en Alicante tras el confinamiento e incluso que todos los veterinarios fueran vacunados en la crisis del Covid-19 en un primer término con otros profesionales sanitarios y sin discusión alguna.
"Creo que hemos dado pasos importantes consiguiendo por ejemplo algunas medidas para visibilizar el ‘One Health’, como la Red de Vigilancia Epidemiológica"
Y a nivel autonómico, siempre he apostado, igual que en el Consejo General, por reforzar nuestra estructura. En estos años hemos crecido mucho y cada vez hemos asumido más servicios. Por ejemplo, en los últimos años, hemos alegado hasta sesenta normas. Creo que hemos dado pasos importantes consiguiendo por ejemplo algunas medidas para visibilizar el ‘One Health’, como la Red de Vigilancia Epidemiológica, en la cual los clínicos de nuestra comunidad notifican enfermedades de interés para la salud pública.
¿Cree que esta implantación y trabajo por un enfoque ‘One Health’ se está consiguiendo a nivel nacional?
Yo creo que sí. Hay propuestas a nivel nacional interesantes, como puede ser la Plataforma ‘One Health’, donde acaba de ser nombrado el presidente de los médicos alicantinos como secretario de ese comité y, de alguna manera, precisamente por esta estrecha relación que han asumido los médicos de Alicante. Yo creo que a nivel nacional si que, poco a poco, está calando y, sobre todo, muchas veces a base de fuerza mayor, con la llegada de enfermedades de origen animal como el Covid-19, la gripe aviar o la fiebre del Nilo. Yo percibo que el mensaje del ‘One Health’ sí está calando y lo que falta, efectivamente, es que se acabe aplicando. Muchas veces desde los colegios hacemos esta sensibilización de manera continua y constante, pero que se haga el trabajo tampoco garantiza el resultado.
Y sobre las propuestas y la legislación nacional, ¿cómo se ha concebido la nueva Ley de Bienestar Animal desde el punto de vista veterinario?
Yo creo que, desde un primer momento, tal vez surja esta legislación con un enfoque equivocado. Al principio esta norma se iba a titular Ley de Derechos de los Animales. Finalmente y afortunadamente se atendió también a algo más importante, que es el bienestar de los animales. Desgraciadamente a nosotros como profesión sanitaria nos falta también esa visión sanitaria en muchas circunstancias, pero sin salud no hay bienestar. Nadie disocia estas palabras, salud y bienestar en las personas, tampoco debería hacerse en los animales y se le debería dar la importancia que tiene a la salud animal y no solo por los animales, también por la influencia que tiene en las personas.
Creemos que no estaba mal poder regular, ampliar y renovar algunas regulaciones, pero es cierto que echamos en falta algunas cosas como la regulación de la figura del veterinario municipal. En España, en ciudades con más de 40.000 habitantes solo el 20% tiene un veterinario municipal. En esta nueva normativa, los que más competencias van a tener en su aplicación van a ser los municipios y, sin embargo, no hay técnicos competentes para poder aplicar la normativa.
En España hay poco más de 200 veterinarios municipales y animales de compañía se estima que más de 20 millones, con lo cual se queda un poco corto y en la ley no se dice nada de promover la presencia del veterinario en los municipios, que creemos que es un error. Otro problema sería si se quiere luchar contra el maltrato, desde el ámbito judicial, desde la abogacía, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, están reclamando la presencia del veterinario como un perito forense que dé unas garantías a la hora de poder afrontar estos casos. Creemos que esto debería haberse tenido en cuenta.
"Es una ley que surge sin financiación, entonces el éxito en la aplicación de esta norma lo iremos viendo con el tiempo"
Otro problema surgiría en la regulación de la eutanasia. No estamos muy conformes con cómo se ha hecho, porque de alguna manera parece que se duda del trabajo que están haciendo ahora nuestros compañeros y yo creo que todo veterinario está aplicando, hasta la fecha, la eutanasia solo cuando es necesario e imprescindible.
Es una ley que surge sin financiación, entonces el éxito en la aplicación de esta norma lo iremos viendo con el tiempo. También dependerá en gran medida de si se dota presupuestariamente y se ponen los medios para que se pueda cumplir la norma, porque gran parte del peso va a recaer en los ayuntamientos y no sé si tienen los medios para hacerle frente.
También se pide que se controlen algunos aspectos, como el del microchip en perros, que lleva siendo obligatorio muchos años y tampoco se ha ejercido un excesivo control sobre esta medida, entonces muchas veces más que regular mucho, lo importante es que lo que esté regulado se controle y se cumpla.
Como podría ocurrir con los cursos de formación o con el listado positivo de animales, ¿podría controlarse quién lo cumple y quién no?
Nos genera algunas dudas, la primera es indudable y es, ¿por qué no se ha incluido la figura del veterinario como formador dentro de esos cursos?. Quién va a saber más de bienestar animal que un veterinario, ellos deberían estar dentro de esos cursos.
En cuanto a los contenidos o cómo se va a controlar, sigue habiendo muchas dudas y estamos pendientes de ese desarrollo reglamentario, pero efectivamente es complicado. Algo similar ocurre con ampliar el uso de microchip en gatos y hurones, en nuestra opinión es una medida muy positiva en la lucha contra el abandono, pero también porque esos microchips tienen un sentido y una importancia desde el punto de vista de la salud pública. Aunque las medidas son importantes, también es importante que se controle. Llevamos muchos años con esta medida en los perros y, efectivamente, no tenemos muy claro que se haya controlado demasiado.