Cada vez es más frecuente entre los profesionales hablar del síndrome de ‘burnout’ o, lo que es lo mismo, “estar quemado”. Pero su significado es mucho más que eso. Agotamiento emocional, despersonalización, falta de realización personal o la baja autoestima profesional son algunas de las características de este síndrome, tal y como explica la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA) a través de su proyecto Vetbonds.
En concreto, en el sector veterinario es cada vez más común encontrar profesionales que estén quemados o presenten niveles altos de estrés y ansiedad. “El problema siempre ha estado ahí, pero a día de hoy hay más facilidades para identificar y etiquetar estos problemas”, explica Jordi Puig, especialista en Medicina Interna Veterinaria, en declaraciones a Animalcare.
En el caso de Veterinaria, según la última encuesta realizada por Vetbonds, 2 de cada 10 profesionales se han planteado abandonar su puesto de trabajo. Asimismo, un 49% de los participantes de la encuesta mostraron síntomas sugestivos de ansiedad y, hasta un 20%, incluso de depresión.
"En Veterinaria es muy frecuente sufrir fatiga por compasión"
Estos datos pueden deberse a las condiciones a las que están expuestas. Por ejemplo, como explica Puig, los veterinarios se enfrentan no solo a los pacientes, perros o gatos, sino también a sus tutores. “En Veterinaria es muy frecuente sufrir fatiga por compasión. No solo estamos cuidando a los pacientes, sino también a sus tutores”, comenta el veterinario.
En esta línea, el estudio de Vetbonds señala que un 42% se siente “moralmente obligado a atender a un animal enfermo aunque sus cuidadores no puedan/quieran pagar el tratamiento”. Además, por cuestiones de trabajo, un 25% de los encuestados también asegura no poder atender a los pacientes como les gustaría.
“En España el veterinario no está tan reconocido como en otros países”
A esto se suma el reconocimiento de la profesión, que aún es escaso, y que tanto demandan todos los veterinarios. “En España el veterinario no está tan reconocido como en otros países”, apunta Puig, lo que provoca una presión aún mayor para estos profesionales.
Además, el veterinario asegura que existe “falta de formación al terminar la carrera veterinaria”, una realidad que también motiva el estrés o la ansiedad a la que se exponen estos profesionales. “El salto de la universidad al mercado laboral marca un estrés excesivo”, añade, por ejemplo, al tener que hacer frente a urgencias sin los suficientes conocimientos.
POSIBLES SOLUCIONES
Precisamente estudios como el de Vetbonds los que podrían abrir una puerta a ciertas soluciones para mejorar la salud mental de los profesionales. En cambio, como declara Puig, la solución está en la prevención. “Lo más importante sería identificar factores de riesgo al principio del problema, antes de que la persona tenga que darse de baja o abandonar su profesión”, hace hincapié. “Miramos el problema cuando ya es demasiado tarde”, añade.
Junto a estas soluciones, el veterinario aconseja poner freno a las situaciones a las que se exponen los veterinarios a través de herramientas o estrategias. “Se deberían implementar herramientas que ayuden a los profesionales a evitar ciertas conductas agresivas a las que están expuestos algunos veterinarios”, a lo que añade y concluye, “la importancia de implementar estrategias para saber qué está pasando y qué puedo hacer para resolverlo”.