A principios de año, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) anunció el paso de la vacunación obligatoria a voluntaria contra la lengua azul. De esta forma, la nueva normativa del Ejecutivo ha permitido que los movimientos de ovino y bovino en toda la península no tengan restricciones específicas para los desplazamientos peninsulares. Esta nueva estrategia -que deja fuera a Canarias y Baleares- ha sido una de las reiteradas peticiones de la comunidad autónoma de Extremadura, tal y como anunciaba la consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible, Mercedes Morán el pasado mes de enero.
Se trata de “una medida estupenda”, en palabras de José Marín Sánchez, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Badajoz. “La lengua azul volvió a aparecer en España en el año 2004 y, desde entonces, no hemos sido capaces de erradicarla”, indica Marín en una entrevista para AnimalCare. “Tenemos vacunas y todos los medios necesarios, pero la enfermedad sigue circulando por nuestro país”.
De hecho, la situación actual favorece la expansión de la enfermedad. Y es que, como cuenta Marín, “no vamos a poder acabar con esta y otras enfermedades por varias razones, como el cambio climático y la globalización”. Con respecto a esto último, el presidente de la entidad insiste en que “no se le pueden poner puertas al campo”. “Tenemos regímenes extensivos que dificultan la lucha contra las enfermedades”, asegura.
"Se ha producido un dispendio económico y de sacrificio personal por el que no se ha conseguido nada"
Por esta razón, la decisión del ministerio “es acertada”, dice Marín, y permitirá evitar “el trastorno económico que causa la enfermedad”. “Se ha producido un dispendio económico y de sacrificio personal por el que no se ha conseguido nada. Vamos a dejar de pensar en acabar con la enfermedad y vamos a controlarla”, matiza.
En esta línea, el presidente del colegio autonómico invita a los ganaderos a “vacunar voluntariamente”, para evitar que los animales sufran la enfermedad “o si la tienen, que sea de una forma más leve”. “Lo importante ahora es controlar la enfermedad vacunando a los animales de los serotipos que se están moviendo por la península y favorecer al sector para que los animales puedan salir y entrar”.
Aunque es cierto que existen algunas restricciones. Es el caso, como indica Marín, de las exportaciones, donde sí hay limitaciones. “Por lo demás, no habiendo sintomatología y no estando los animales enfermos, tenemos que dejar que se muevan”, comenta el veterinario. No obstante, como recordaba la consejera de Extremadura el pasado enero, “que no se obligatoria no quiere decir que deje de ser recomendable”.
MÁS FORMACIÓN A LOS GANADEROS
Con esta nueva normativa, son los ganaderos quienes podrán decidir qué hacer con sus animales. Es cierto que, como señala Marín, “las enfermedades provocan grandes perdidas económicas”. Es por esto que la vacunación, pese a la decisión ministerial, sigue siendo la mejor herramienta para controlar una enfermedad que circula por serotipos y que “no todos cuentan con una vacuna disponible para su control”.
Por esto, como indica Marín, una forma de controlar aún más la situación sería ofreciendo formaciones a los propios ganaderos. “La administración necesita formar a los ganaderos para que los veterinarios podamos explicarles que la vacunación no es un antojo. Si los ganaderos lo entienden, que claro que lo entenderán, nos vendrá mucho mejor a todos”, reflexiona.
“JAMÁS NOS ADELANTAMOS A LAS ENFERMEDADES”
La proliferación de esta y otras muchas enfermedades que afectan al ganado -la Fiebre Aftosa, la Peste Porcina Africana- deja claro que la prevención es una pieza fundamental. “En España tenemos políticas apagafuegos, pero jamás nos adelantamos a las enfermedades”, puntualiza el veterinario. “Si nos adelantamos a las enfermedades, nos da tiempo a tomar decisiones”, añade.
Y en este sentido, el presidente del Colegio de Veterinarios de Badajoz reclama mayor tecnología a manos de las administraciones para garantizar un sistema de prevención eficaz frente a enfermedades como la lengua azul. “Hay que dotar a las administraciones de tecnología, inteligencia artificial, profesionales y todo lo necesario para que podamos adelantarnos, porque una vez que aparece la enfermedad, ya poco podemos hacer”, concluye.