El último foco de infección de viruela ovina detectado en España tuvo lugar hace más de 50 años. El último hasta el 19 de septiembre de 2022. En esta fecha, se notificó en España la aparición de un brote de viruela ovina y caprina, concretamente en Benamaurel (Granada), según informa el Ministerio de Agricultura. Se detectaron 50 ovejas “clínicamente afectadas” y, tras una muestra oficial, se confirmaron como positivas mediante PCR-RT.
Actualmente, la enfermedad no entraña riesgo extremo de control y erradicación, ni exige una exploración exhaustiva y su posterior erradicación. Pese a ello, a mediados de año, el Ministerio informaba mediante un comunicado de la existencia de un último foco controlado en Ciudad Real, de posterior aparición a los que aparecieron el año anterior en Granada.
En el mes de mayo, se produjeron 17 focos de la enfermedad en Castilla-La Mancha, repartidos entre Cuenca y Ciudad Real. Las autoridades adoptaron “de forma inmediata sobre este foco las medidas de control contempladas en el Reglamento Delegado (UE) 2020/687, en lo referente a las normas relativas a la prevención y control de determinadas enfermedades”. Estas medidas contemplan la erradicación absoluta del ganado afectado para evitar una mayor expansión de la enfermedad.
“El virus es relativamente resistente con lo cual se puede transportar por cualquiera de estas vías”
La viruela ovina y caprina es “una enfermedad vírica producida por un virus de la familia de poxvirus” afirma Alberto Díez Guerrier, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Veterinarios de Madrid(COLVEMA). Más concretamente, pertenece a los capripoxvirus, un virus ADN. El contacto directo es fundamental para un contagio entre animales, “principalmente por vía respiratoria y aerosoles” ha asegurado, aunque el contacto mediante fómites en términos de bioseguridad también es posible. Además, “el virus es relativamente resistente con lo cual se puede transportar por cualquiera de estas vías” ha confirmado Díez.
Aunque el contagio entre animales es irremediable, esta enfermedad no se contempla en el grupo de las zoonóticas. Únicamente afecta a las especies ovinas y caprinas, caracterizado por ser un virus concreto de especies determinadas. “Dentro de los animales son virus bastante específicos” asevera Díez.
La ficha de la enfermedad establecida por el Ministerio, confirma que el cuadro clínico está “caracterizado por la aparición de fiebre, nódulos y pápulas generalizadas, raramente vesículas, lesiones internas particularmente en pulmones y, finalmente, la muerte”. Esta sintomatología es clave para el proceso de inspección de la enfermedad en explotaciones ovinas y caprinas, y, en concreto, la detección de síntomas cutáneos o de mucosa es clave en estos casos.
“No existe la inmunidad natural, pero hay una variabilidad individual que depende, entre otras cosa, de la raza u otros aspectos que hace que la sintomatología sea variable”
Díez ha confirmado que la sintomatología es “muy variable”, lo que conlleva un control más exhaustivo para localizar los grupos de ganado afectados por la viruela. Las explotaciones pueden presentar síntomas graves y localizados, generalmente comunes a todas ellas, aunque puede existir una variabilidad. “No existe la inmunidad natural, pero hay una variabilidad individual que depende, entre otras cosa, de la raza u otros aspectos que hace que la sintomatología sea variable”. Esta variabilidad puede ir desde relativamente leve e incluso asintomática, hasta mortal.
LA IMPORTANCIA DE LOS VACÍOS SANITARIOS
Tras el diagnóstico, la erradicación urgente es el siguiente paso, establecido por el Reglamento Europeo. “Esta enfermedad es objeto de erradicación inmediata, cuando aparecen casos llevan asociados vacíos sanitarios de las explotaciones” ha confirmado el vocal de la Junta de Gobierno de COLVEMA. La recogida de muestras es un paso fundamental, pese a la detección de sintomatología claramente identificable del virus de la viruela ovina.
Al momento de detectar cualquier indicio de la enfermedad, se lleva a cabo un vacío sanitario de todo el rebaño, al que siguen las medidas de contención establecidas por el reglamento. Para ello, es de especial importancia la aplicación en los territorios afectados de las medidas de bioseguridad, entre las que se encuentran la inmovilización del ganado y control, así como el cercamiento de la zona afectada.
“Existe un riesgo que implica pérdidas económicas directas muy importantes, así como las pérdidas asociadas a vacíos sanitarios, inmovilización y control”
Sin embargo, estas restricciones no solo implican la pérdida de ganado por el consecuente vacío sanitario, también conllevan una pérdida económica significativa. “Existe un riesgo que implica pérdidas económicas directas muy importantes, así como las pérdidas asociadas a vacíos sanitarios, inmovilización y control” ha asegurado el técnico veterinario.
Esta enfermedad viral y altamente contagiosa entre el ganado, ha llevado a una disminución significativa en la producción de leche, así como a la pérdida de gran parte de vida animal en las zonas afectadas. No obstante, pese a los últimos focos conocidos, España sigue siendo un país libre de viruela ovina. Este hecho supone una lucha por mantener el país libre de contagio, lo que implica mayor control para evitar una posible propagación.
“La finalidad es que no se propague, por eso es imprescindible el vacío sanitario, limitar los movimientos, controlar la sintomatología y erradicar las explotaciones en caso necesario” ha concluido Díez.