Los perros son capaces de percibir los sonidos a una distancia cuatro veces superior a la de un humano. Los gatos, en cambio, tienen el oído aún más desarrollado, con una sensibilidad acústica superior que también los convierte en animales más sensibles a la contaminación acústica, con especial atención a la provocada por la pirotecnia.
Es por esto que, de cara a las próximas celebraciones de San Juan y del resto del verano, los veterinarios del Colegio Oficial de Barcelona han advertido de los efectos negativos tanto físicos como psicológicos en los animales. Concretamente, estas advertencias se centran en los animales domésticos.
Este miedo es común debido a que la pirotecnia produce sonidos imprevisibles, no controlables y muy fuertes, además de por la sensibilidad auditiva de los perros y gatos, mencionada anteriormente. Si hablamos de los Hz de media, los perros tienen un rango de audición de 10.000 a 50.000 Hz, mientras que el ser humano solo abarca de 16.000 a 20.000 Hz.
Además, las explosiones pueden dañar el aparato auditivo de los animales. La pérdida de audición y el tinnitus causados por sonidos de disparo, que alcanzan los 140 decibelios, están documentados en perros. Por ello, es crucial no exponerlos a explosiones cercanas, ya que la pirotecnia puede llegar a los 190 decibelios.
Entre el 25% y el 50% de los gatos y perros experimentan miedo por el ruido de los fuegos artificiales y petardos
Psicológicamente, se estima que entre el 25% y el 50% de los gatos y perros experimentan miedo por el ruido de los fuegos artificiales y petardos. Estos sonidos, al ser estímulos nocivos no anticipables, escapan a su control y entendimiento. Las respuestas de los animales pueden variar desde una simple parálisis al escuchar el sonido hasta salivación, temblores, taquicardia, vocalizaciones intensas, incontinencia urinaria y fecal, y finalmente, intentos desesperados de esconderse o huir. Estos comportamientos pueden resultar en accidentes, atropellos, y caídas desde ventanas y balcones.
Durante la temporada de fuegos artificiales, se registra un aumento en el número de animales extraviados. Es fundamental identificar correctamente a las mascotas con microchip y una chapa identificativa. Además, se debe asegurar bien el arnés y evitar liberarlos mientras se pasean en estas fechas para prevenir extravíos.
Ante esta situación, el COVB quiere alentar a evitar el elevado sufrimiento y falta de bienestar físico y mental de los animales durante estas fechas estivales, mediante las siguientes recomendaciones:
- Primero hay que saber si el animal sufre por los ruidos de la pirotecnia, prestando atención a su comportamiento y, al respecto, observar su postura corporal: cuerpo encorvado, con la cola encogida, orejas caídas, temblores, paralización… son signos de inseguridad y miedo. Observar si intenta escaparse o esconderse; si maúlla en el caso de los gatos o si ladra y gime, en el de los perros; si presenta otros síntomas como la respiración agitada, la salivación, las pupilas dilatadas, taquicardia o si se orina o defeca involuntariamente.
- Es preciso anticiparse a los momentos de mayor ruido en el exterior, asegurándose de que el perro o el gato estén en el interior de la casa en la zona más alejada posible del sonido.
- En esa ubicación deberemos crear una zona segura, donde el animal esté cómodo. Puede ser una habitación que consideremos silenciosa o aquella que voluntariamente haya preferido el animal para refugiarse al manifestar la fobia, ya que suele ser el lugar donde escucha menos el sonido o le proporciona más confort. Le instalaremos su cama, agua, comida y juguetes, o incluso se puede habilitar una “madriguera” poniendo su cama a modo de cueva en una caja abierta, en un armario o bajo una mesa si tiene tendencia a protegerse de ese modo.
- Durante las sesiones de pirotecnia, se puede amortiguar el sonido exterior bajando persianas, cerrando puertas y poniendo música suave que sepamos que le gusta escuchar. Las ondas delta y la música de relajación tienen un efecto muy positivo en estos comportamientos.
- Estar a su lado, reconfortarlo y acompañarlo, si este busca acercarse a las personas que conviven con él en el hogar. Como tutores podemos proporcionarle calma que le ayude a gestionar esos momentos incluso solo con nuestra presencia y contacto relajado. Podemos además distraerlo con pequeños juegos olfativos si no muestra bloqueos y acepta comida, juguetes, etc.
- Nunca regañar al animal. Está experimentando un momento de terror involuntario motivado por un miedo irracional que puede empeorar todavía más si el tutor o referente ejerce castigos que lo hagan más negativo.
- Salir solamente en horario tranquilo y con la menor cantidad de ruido posible. Si se le saca a pasear, utilizar un arnés, en vez de un collar convencional, para mayor seguridad y para evitar que el animal se escape si se asusta.
- Algunos casos requerirán psicofármacos o complementos nutracéuticos. Sobre todo animales donde no se haya podido hacer ninguna pauta etológica o conductual previa y que sean especialmente sensibles puede ser necesario el uso de fármacos que ayuden en la situación puntual bajo prescripción y control veterinario.
“Desde el COVB impulsamos la idea de una celebración responsable y empática que tenga en cuenta la sensibilidad de todos los animales que convivirán involuntariamente con la verbena y que sufrirán sus efectos, sin olvidar a tantas personas que por condiciones especiales también acusan los efectos del sonido”.