El urogallo cantábrico, en extinción: la especie necesita un rescate genético para sobrevivir

Un grupo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana-CSIC ha estudiado las poblaciones de urogallo cantábrico, una especie con síntomas de depresión genética

Urogallo cantábrico. (Foto: Estación Biológica de Doñana - CSIC)
Urogallo cantábrico. (Foto: Estación Biológica de Doñana - CSIC)
14 mayo 2024 | 18:05 h
Archivado en:

La población del urogallo en la cordillera cantábrica ha experimentado un declive constante durante décadas, llegando a un punto crítico donde la extinción parece inevitable. Según un estudio reciente publicado por un equipo de la Estación Biológica de Doñana - CSIC en la revista Evolutionary Applications, este declive podría estar relacionado con la endogamia y la depresión genética. Aunque anteriormente y en situaciones similares se han implementado rescates genéticos con éxito al introducir individuos de otras poblaciones, la singularidad atribuida al urogallo cantábrico ha impedido considerar esta opción, revelando que dicha clasificación carece de fundamentos científicos y ha obstaculizado sus esfuerzos de conservación.

El urogallo es una especie que habita principalmente en los bosques de la taiga euroasiática, con algunas poblaciones dispersas en zonas montañosas de Europa. A lo largo del siglo XX, se describieron varias subespecies, incluida la cantábrica en la década de 1960. Sin embargo, la base científica de estas subdivisiones ha sido cuestionada, evidenciando una inflación taxonómica donde se asignó un estatus de subespecie sin un respaldo sólido. Este hallazgo pone en duda la justificación detrás de la proliferación de subespecies de urogallo, incluida la cantábrica.

Se estima que su hábitat en la cordillera cantábrica se ha reducido drásticamente desde el siglo pasado

El estado de conservación de las poblaciones de urogallo en áreas montañosas es alarmante, especialmente en el caso del urogallo cantábrico. Se estima que su hábitat en la cordillera cantábrica se ha reducido drásticamente desde el siglo pasado, pasando de 30.000 km2 a solo 1000 km2 en la actualidad. Entre 1978 y 2019, la población de urogallos en el oeste cantábrico ha disminuido en al menos un 90%, colocando a esta subespecie, al igual que la pirenaica, en peligro crítico de extinción.

“Desde mediados del siglo XX se habrían cazado en torno a 7.000 urogallos, en su gran mayoría machos, una cifra desorbitada si pensamos que en 2019 no llegaban a ser 200 los urogallos que habitaban la cordillera cantábrica”, señala Miguel Clavero, autor principal del trabajo. Sin embargo, algunos factores como la caza, podrían no haber influido.

Las comunidades aisladas que han sufrido una disminución en su número pueden experimentar una reducción en la variabilidad genética debido a la reproducción entre individuos emparentados, lo que conduce a una disminución en la aptitud genética debido a la endogamia. Este fenómeno puede iniciar un ciclo de extinción, un proceso separado de las amenazas iniciales, donde los efectos negativos de la endogamia (en términos de reproducción o supervivencia) provocan una disminución en la población, lo que intensifica la endogamia y resulta en una mayor disminución poblacional.

"En 70 años el número de huevos por nido se ha reducido a menos de la mitad, pasando de casi 10 a poco más de 4"

Los investigadores se preguntan si está el urogallo cantábrico atrapado en un ciclo de extinción. Según explican, se ha observado que la variabilidad genética de esta especie es muy reducida y que muchos individuos presentan una alta consanguinidad. Sin embargo, para determinar si existe depresión por consanguinidad, no es suficiente con identificar una baja diversidad genética; es necesario demostrar que esto conduce a una disminución en el potencial biológico. Para explorar estos posibles efectos, el equipo recolectó datos sobre el tamaño de las puestas en 32 nidos de urogallos hallados en el campo entre 1950 y 2020, procedentes de diversas fuentes. “En 70 años el número de huevos por nido se ha reducido a menos de la mitad, pasando de casi 10 a poco más de 4”, explica Javier Naves, investigador de la Estación Biológica de Doñana y coautor del trabajo.

Ahora se están llevando a cabo actuaciones para frenar este declive de la especie. “De poco sirven estos trabajos si algo en los propios animales ha dejado de funcionar. Y hay indicios muy sólidos de que eso está pasando. De hecho, la población no ha respondido positivamente a ninguna de las actuaciones emprendidas y parece ser necesario el rescate genético, que implica la traslocación de individuos de otras poblaciones", apunta Miguel Clavero.

Ahora que se ha descubierto que el urogallo cantábrico no es tan único y que la consanguinidad podría poner en peligro la viabilidad de la población, queda por determinar si la introducción de genes externos puede restaurar la salud genética y la capacidad reproductiva de la población. “En general, se asume que el hecho de que una población sea una subespecie única será positivo, pues fomentaría los esfuerzos de conservación, pero para el urogallo cantábrico esa forzada singularidad ha funcionado como una trampa”, concluye Clavero.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.