Los antimicrobianos, hoy en día, contribuyen a mejorar la calidad de vida y la salud no solo en las personas, también en los animales. Sin embargo, este beneficio se está viendo afectado cada vez más por un aumento de la resistencia de los virus y las bacterias a estos medicamentos. Este fenómeno, llamado resistencia antimicrobiana, se ha convertido en los últimos tiempos en una alerta para el personal sanitario animal.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, alertaba en 2017 del riesgo que suponía esta resistencia en los animales y en la salud en general. “La falta de antibióticos eficaces es una amenaza para la seguridad tan grave como la que representa un brote de enfermedad repentino y letal”, afirmaba. Ante esta situación, conocer los antimicrobianos, limitar su uso y considerar los medicamentos prohibidos en animales es esencial para el tratamiento efectivo de las enfermedades.
“Se trata de emplear, solo cuando sea necesario, un antibiótico, empezando por aquellos de amplio espectro, de uso más habitual, reservando solo para casos que lo requieran aquellos de mayor potencia o eficacia”
El veterinario Manuel Lázaro Rubio, vocal del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, ha destacado para este medio en una entrevista telefónica la importancia de un uso adecuado en situaciones que así lo requieran. “Se trata de emplear, solo cuando sea necesario, un antibiótico, empezando por aquellos de amplio espectro, de uso más habitual, reservando solo para casos que lo requieran aquellos de mayor potencia o eficacia”, ha indicado.
Personas y animales compartimos una larga lista de medicamentos preparados para combatir enfermedades causadas por virus y bacterias. “La amoxicilina, clindamicina o gentamicina, por poner varios ejemplos, se disponen de especialidades farmacéuticas para personas y oros productos comerciales para distintas especies animales”, señala Lázaro. Ante esta interacción entre medicamentos humanos y animales es importante destacar un uso prohibitivo de determinados antibióticos, como por ejemplo “los carbapenems, cefalosporinas de última generación o fosfomicina y vancomicina, específicamente reservados para infecciones más complejas en las personas”, ha añadido.
El uso de medicamentos humanos en animales está limitado y solo podría prescribirse en caso de la ausencia de un antibiótico registrado en veterinaria
Los medicamentos humanos están limitados a un uso específico y “deben cumplir unos criterios, lo que se conoce popularmente como prescripción en cascada” ha matizado el colegiado. Mediante este criterio, solo podrán emplearse los antibióticos concretos registrados para el animal, pero en caso de ausencia de este medicamento, “podría recurrirse al que tenga registro en otra especie, y solo si no existiera ninguno registrado en veterinaria para esa patología en particular, se podría prescribir uno de uso humano” ha asegurado el veterinario.
Además, la resistencia antimicrobiana en animales es un problema directo para la resistencia en el ser humano. Lázaro ha explicado que “si el mal uso de un antibiótico en los animales favoreciera una resistencia, y este agente infeccioso afectara también a las personas, podría aparecer un salto en la resistencia, apareciendo en personas”. Este salto en la resistencia invita a reflexionar sobre el enfoque ‘Una salud’ y la importancia de una cooperación entre salud humana, salud animal y medio ambiente.
EL ENFOQUE ‘ONE HEALTH’, UN DEBER MUNDIAL
El decálogo sobre el uso de los antibióticos en veterinaria señala que “la salud de las personas, de los animales y del medio ambiente están fuertemente ligadas. Un asunto tan complejo requiere un enfoque de “Una salud” que involucre a los diferentes sectores, ya que los sistemas de salud humana, animal y medioambiental están todos interconectados” un concepto que también trata la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) desde una perspectiva global e incide en que “dado que más del 60 % de los patógenos que causan enfermedades en el hombre se originan en los animales domésticos o silvestres, luchar contra la resistencia a los antimicrobianos es un deber mundial que debe abordarse por medio del enfoque ‘Una salud’”.
Desde la OMSA advierten del peligro del derrame de antimicrobianos en la tierra o en los acuíferos, permitiendo que las bacterias se introduzcan en el medio e infecten a animales y humanos. Eliminar antibióticos de forma adecuada, advertir del uso responsable y considerar las recomendaciones de los profesionales es esencial para acabar con la resistencia a los medicamentos.
“Resulta clave hacer uso de las buenas prácticas de manejo animal centradas en la prevención de enfermedades y el uso responsable de antimicrobianos” matiza la OMSA. Además, Lázaro ha añadido que la normativa de uso de los antibióticos es muy amplia y obliga a “un férreo control de la prescripción veterinaria, anotando expresamente el uso de un producto y su justificación”.
El decálogo añade, finalmente, la importancia de la prescripción del sanitario animal y la obligatoriedad de su cumplimiento. “Reducir la duración del tratamiento o reducir la dosis prescrita puede afectar la eficacia del tratamiento y permitir la supervivencia de bacterias resistentes. Es muy importante que cuando se prescriban los antibióticos, se sigan exactamente las indicaciones del veterinario”,concluye.