Numerosas especies están cambiando sus zonas de distribución según varía el medio ambiente. La pardela balear, el ave marina más amenazada de Europa, ha sido examinada para confirmar cómo se produce este cambio migratorio en algunas especies. Este nuevo análisis, llevado a cabo por investigadores del Oxford Navigation Group y la Universidad de Liverpool, destaca un factor clave: la flexibilidad del comportamiento individual, en lugar de la selección evolutiva, está impulsando esta transformación migratoria.
La investigación, que utiliza dispositivos de geolocalización a bordo en miniatura, arroja luz sobre la migración cada vez más septentrional de las pardelas baleares desde el Mediterráneo, fenómeno observado desde 2010. En este contexto, se planteaba la incógnita de si este cambio estaba motivado por aves individuales que ajustaban su comportamiento o si era resultado de una selección natural favoreciendo a aquellas aves que viajaban distancias mayores.
Para responder a esta pregunta, los científicos compararon las trayectorias migratorias de individuos marcados a lo largo de varios años. El análisis reveló que las aves individuales estaban alterando su área de distribución hacia el norte a un ritmo promedio de 25 kilómetros por año. Este cambio significativo, aparentemente, no está guiado únicamente por patrones evolutivos, sino por la influencia directa de la temperatura promedio de la superficie del mar durante el verano en los lugares de reproducción. Este fenómeno sugiere que las aves están adaptando su comportamiento migratorio para seguir cambios en los recursos marinos subyacentes.
"Descubrimos que el mejor predictor de este cambio en el comportamiento migratorio era la temperatura promedio de la superficie del mar durante el verano en sus lugares de reproducción"
Joe Wynn, coautor principal del estudio perteneciente al Departamento de Biología de la Universidad de Oxford y al Instituto de Investigación Aviar "Vogelwarte Helgoland", explica: "Descubrimos que el mejor predictor de este cambio en el comportamiento migratorio era la temperatura promedio de la superficie del mar durante el verano en sus lugares de reproducción, lo que sugiere que las aves pueden estar siguiendo cambios en los recursos marinos subyacentes. El hecho de que las aves puedan mostrar tal flexibilidad ante el rápido cambio climático es alentador".
A pesar de esta flexibilidad, las pardelas baleares enfrentan desafíos considerables, especialmente en su reproducción en rincones remotos de las Islas Baleares. El peligro crítico de esta especie, atribuido principalmente a la disminución provocada por la captura incidental en las pesquerías, plantea la cuestión de la sostenibilidad a largo plazo. Migrar más al norte, aunque demuestra una adaptación al cambio, implica distancias adicionales para volar de regreso en otoño, lo que podría tener consecuencias significativas para la conservación de esta especie única y amenazada.
"Descubrimos que los individuos aceleran su migración de regreso cuanto más al norte han ido, pero esto sólo compensa parcialmente la distancia adicional y todavía regresan en el Mediterráneo tardío. Todavía no sabemos cómo esos retrasos pueden afectar a su éxito reproductivo o a su supervivencia”, aseguró Tim Guilford, coautor del estudio y miembro del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford.
Esto plantea la pregunta de cómo saben las aves qué tan lejos de casa están cuando regresan a la colonia. Para investigar esto, los investigadores compararon las estimaciones de distancia de los diferentes tipos de mapas que las pardelas podrían usar para guiar sus decisiones migratorias.