Las afecciones branquiales constituyen una preocupación central en la acuicultura, y la sparicotylosis es una amenaza destacada para el cultivo de doradas en el Mediterráneo. El Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS-CSIC) ha estudiado la interacción entre la dorada, Sparicotyle chrysophrii, el parásito responsable de la sparicotilosis, y la microbiota branquial. Este revelador hallazgo, publicado en la revista Aquaculture, subraya que la proliferación de una bacteria específica durante infecciones intensas del parásito desempeña un papel crucial en los cambios patológicos observados.
Se ha constatado que la sparicotylosis, generada por Sparicotyle chrysophrii, induce alteraciones estructurales y funcionales en las branquias de la dorada (Sparus aurata). Estas modificaciones, que incluyen la reducción del suministro de oxígeno (hipoxia), la disminución de glóbulos rojos y la capacidad de transporte de oxígeno en sangre (anemia), así como la pérdida extrema de peso y masa muscular (emaciación), convergen en un deterioro sustancial de la salud global de la dorada. “Hasta ahora, no existen medidas preventivas o curativas seguras, eficaces, respetuosas con el medio ambiente y accesibles para la sparicotylosis”, explica Carla Piazzon, una de las investigadoras del CSIC en el IATS que lideran el estudio.
El grupo de Patología de Peces del IATS-CSIC está inmerso en el estudio de cómo la dorada responde a esta infección parasitaria y cómo la microbiota branquial, que desempeña funciones cruciales en la salud y equilibrio biológico del pez, se ve afectada durante este proceso. Incrementar este conocimiento “es clave para poder encontrar dianas que permitan el desarrollo de nuevas medidas de control más eficaces y específicas”, asegura Piazzon.
“No basta con centrarse solo en el organismo aislado, sino en considerar las complejas interacciones entre diferentes factores en el entorno natural de los animales”
El estudio ha arrojado luz sobre la conexión directa entre infecciones intensas por Sparicotyle chrysophrii y la presencia simultánea de una bacteria específica. Esta bacteria, que normalmente forma parte de la microbiota, experimenta una proliferación destacada durante la coexistencia con el parásito, desencadenando cambios patológicos significativos. Por tanto, “no basta con centrarse solo en el organismo aislado, sino en considerar las complejas interacciones entre diferentes factores en el entorno natural de los animales”, reconoce Ariadna Sitjà una de las científicas del IATS-CSIC que encabeza el estudio.
Mediante un análisis minucioso, se logra diferenciar los efectos individuales ocasionados por la infección primaria (parásito), la infección secundaria (bacteria) y los efectos compartidos entre ambos. Esta discriminación proporciona una comprensión más profunda de la complejidad inherente a las respuestas de la dorada a las infecciones múltiples. Para Piazzon, “este estudio enseña que para conocer en detalle un proceso complejo como es la interacción parásito-dorada es importante la integración de diferentes metodologías”. Además, Sitjà añade que estudiar en detalle “los diferentes jugadores en el sistema biológico ayuda a entender mejor los mecanismos y las implicaciones de estas interacciones en la salud del pez”.
Estos descubrimientos no solo enriquecen el conocimiento fundamental de las interacciones en los ecosistemas acuáticos, sino que también suministran información esencial para la gestión de la salud de las poblaciones de doradas en las granjas acuáticas. Este estudio sienta las bases para investigaciones futuras que podrían tener aplicaciones prácticas en la acuicultura y la conservación de la biodiversidad marina, ofreciendo perspectivas valiosas para el desarrollo sostenible de la actividad acuícola. De esta forma, “se podría plantear el desarrollo de tratamientos que no solo enfocaran su acción en el parásito, sino también en la bacteria”, concluye Sitjà.