Las resistencias antimicrobianas son una de las grandes amenazas para la salud. Concretamente, una mala gestión del uso de los antibióticos podría situar a las resistencias antibióticas como la primera causa de muerte en 2050, según afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para evitar este problema de gran magnitud, los veterinarios desempeñan un papel fundamental, junto al resto de profesionales implicados en el estudio y la gestión de esta problemática, tales como biólogos o sanitarios de diversas especialidades.
Precisamente, en esta línea ha estado trabajando durante los últimos años la doctora en Veterinaria y catedrática de Microbiología en la Universidad de Santiago de Compostela, Azucena Mora. Por su trabajo en este campo, la veterinaria ha sido galardonada con el Premio del Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN) en la categoría de “Mejor iniciativa de investigación de la resistencia a los antibióticos”. Este premio reconoce el proyecto “Monitorización integrada del flujo de resistencias a antimicrobianos (RAM) y dianas de intervención ‘del medio ambiente, a la granja y a la mesa’” en el que Mora ha trabajado junto a Vanesa García, Leticia Carballeira, Laura Tallos, Ana López y Luis Eusebio Fidalgo.

Mora asegura en una entrevista para AnimalCare que este premio “supone una gran satisfacción, incluso un cierto alivio. Es como la señal de que no estaba equivocada al apostar por investigar ciertas hipótesis y convencer a mi equipo de embarcarse en esta aventura, muchas veces enfrentándonos a la escasez de medios y recursos humanos”. De hecho, “este premio no solo respalda nuestra trayectoria, sino que abre puertas para seguir investigando en un problema prioritario a nivel mundial”, afirma.
"Nuestro proyecto aborda la resistencia a los antibióticos desde una perspectiva integral para identificar dianas clave y soluciones globales"
El proyecto premiado, financiado por la Agencia Estatal de Investigación, estudia las resistencias antimicrobianas desde “un enfoque integral”, asegura Mora, dentro del marco de Una Sola Salud (‘One Health’). Para ello, este estudio ha reunido a expertos en Microbiología, seguridad alimentaria, diagnóstico clínico y tecnología ómica de instituciones nacionales e internacionales. Todos ellos han contribuido a identificar los cuatro pilares clave de esta investigación que, según cuenta Azucena, son: las infecciones prevalentes y multirresistentes, las bacterias prioritarias que dicta la OMS, los elementos ambientales clave y los alimentos como eje central. “Nuestro proyecto aborda la resistencia a los antibióticos desde una perspectiva integral para identificar dianas clave y soluciones globales”, puntualiza.
En cuanto a las bacterias prioritarias, la OMS habla de 15 familias bacterianas resistentes a los antibióticos clasificadas en 3 categorías prioritarias, según la última actualización de 2024, como explica la investigadora. “Dentro de la categoría “crítica” tenemos a Acinetobacter baumanii resistente a carbapenémicos y Enterobacterales productores de betalactamasas de espectro extendido, o productores de carbapenemasas; y entre estas enterobacterias está nuestra vieja conocida Escherichia coli”, indica.
Estas bacterias no solo suponen un riesgo desde el punto de vista sanitario, “sino también económico y social, ya que incrementan los costes de atención médica, prolongan las hospitalizaciones y elevan la mortalidad”, puntualiza la veterinaria. Por esto, “es fundamental priorizar la vigilancia, el uso responsable de los antibióticos y la inversión en nuevas alternativas terapéuticas”.
SANIDAD ANIMAL Y ALIMENTOS SEGUROS
Si hablamos de la lucha contra las resistencias en sanidad animal, la veterinaria insiste en que es “tan crucial como en salud humana”. Los antibióticos son esenciales para el bienestar animal y la seguridad alimentaria, y su uso indebido podría comprometer la salud de todos. La investigadora recuerda que, según el Pacto Verde Europeo, uno de los objetivos clave para 2030 es reducir el consumo de antibióticos en animales en un 50%. “Un mundo con más de 8.000 millones de personas requiere alimentos seguros, y la resistencia a los antimicrobianos amenaza tanto la producción sostenible como la estrategia "de la granja a la mesa" del Pacto Verde Europeo”, advierte.
El riesgo de la resistencia antimicrobiana es cada vez más alarmante. Mora explica que, un estudio reciente de The Lancet proyecta que, si no se actúa al respecto, en 2050 las resistencias podrían causar 10 millones de muertes anuales. “La resistencia a los antimicrobianos amenaza con desmantelar décadas de avances médicos y de salud pública, poniendo en riesgo la vida de millones de personas si no se toman medidas urgentes”, sostiene.
¿CÓMO EVITAR LA PANDEMIA DE LAS RESISTENCIAS?
Entre las estrategias prioritarias, Mora destaca la prescripción adecuada de antibióticos, la educación comunitaria y la inversión en prevención y desarrollo de nuevos tratamientos. “Aunque en septiembre de 2024 los líderes mundiales reafirmaron su compromiso ante la Asamblea General de la ONU, estableciendo una meta de reducción del 10% en las muertes por RAM para 2030 y solicitando un Plan de Acción Mundial inclusivo para 2026 bajo el enfoque "One Health", es fundamental que estas declaraciones se traduzcan en acciones concretas y tangibles”, expresa.
"Hay que recordar que el 60 % de los agentes patógenos que causan enfermedades humanas tienen su origen en los animales domésticos o silvestres"
En esta lucha, la labor de los veterinarios tiene un papel esencial. "Hay que recordar que el 60 % de los agentes patógenos que causan enfermedades humanas tienen su origen en los animales domésticos o silvestres, y que el 75 % de las enfermedades humanas infecciosas emergentes tienen un origen animal”, señala la autora del estudio.
“Frente a una amenaza de esta magnitud, no podemos permitirnos medias verdades”, apostilla Mora. En esta línea, es fundamental escuchar tanto a productores como a veterinarios, indica, “para entender la realidad y diseñar soluciones efectivas”. “Necesitamos una verdadera aproximación One Health, una que no se quede en declaraciones teóricas, sino que aborde de forma práctica y equilibrada la salud humana, animal y ambiental como un todo interconectado. No podemos permitirnos medias verdades frente a una amenaza como las resistencias antimicrobianas”, concluye.