En los últimos días, se ha detectado en Madrid un aumento de mosca negra, una plaga de insectos que afecta a los animales y las personas mediante sus dolorosas mordeduras. Con la subida de las temperaturas y el reducción del caudal de los ríos, la reproducción de la mosca negra se ha incrementado considerablemente.
El pasado mes de abril, Madrid preparó la campaña de control frente a este vector, de semejanza con las moscas convencionales, aunque con un tamaño más pequeño y un mayor riesgo de producir daños con sus picaduras. Pese a las medidas establecidas en la comunidad, Madrid se enfrenta a un aumento de las visitas a los centros sanitarios debido a las picaduras de estos insectos.
Junto a la capital, otras de las zonas afectadas por estas plagas son Cataluña, Aragón, Valencia, Murcia y La Rioja. Además, la mosca negra se sitúa en zonas húmedas, por lo que las riveras del Duero, Ebro, Guadalquivir, Guadiana, Júcar y Segura son algunos de los principales lugares donde se asienta esta especie.
Algunos animales se han visto afectados por estas plagas, especialmente las explotaciones ovinas, que han visto condicionada su hora de pastoreo
El problema de estos dípteros radica en la cercanía de las plagas con las zonas de pasto, provocando un problema de estrés generalizado a los animales que viven en lugares afectados y causando graves consecuencias. La salida de la mosca coincide especialmente con los horarios de pastoreo, afectando a las explotaciones ovinas y reduciendo su productividad. Algunos picaderos de caballos también se han visto afectados por sus mordeduras, algo que ha incidido negativamente en su bienestar.
Además, la mosca negra podría adquirir el virus de cualquier enfermedad zoonósica, transmisible de animales a humanos y convertirse en un vector potencial transmisor de enfermedades. En este sentido, el virus del Nilo occidental comenzó de esta forma, mediante un mosquito que previamente había extraído sangre de un animal infectado por el virus.
LA SANIDAD AMBIENTAL Y EL CONTROL DE MOSCA NEGRA
Desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) han informado del riesgo que supone el aumento de estas plagas frente a la salud pública. Actualmente, este díptero no es un potencial transmisor de enfermedades porque se trata de una especie autóctona. Sin embargo, el riesgo de convertirse en transmisor de enfermedades de animales a humanos es posible.
En Brasil, África subsahariana o Venezuela, la mosca negra transmite enfermedades como la oncocercosis, un hecho del que Sergio Monge, presidente de ANECPLA ha alertado, insistiendo en que “es vital que estemos alertas ante este riesgo porque, de no controlarlo adecuadamente, podemos estar en los prolegómenos de un importante problema de salud pública en nuestro país”.
“Todos los profesionales que ejercemos nuestra labor en el sector de la Sanidad Ambiental sabemos de primera mano la responsabilidad que tenemos con la sociedad"
El directo general de ANECPLA, Jorge Galván, ha señalado las altas temperaturas como factor de riesgo ante la propagación de mosca negra y, ha asegurado, que la Sanidad Ambiental ejerce una labor destacada frente a la “gestión de organismos nocivos que se llevan a cabo en todos aquellos lugares donde las personas desarrollan sus actividades”.
Además, ha sido la Organización Mundial de la Salud (OMS) la que ha insistido del riesgo de posibles nuevas zoonosis, en lo que ha insistido Galván, defendiendo su papel como sanitario ambiental. “Todos los profesionales que ejercemos nuestra labor en el sector de la Sanidad Ambiental sabemos de primera mano la responsabilidad que tenemos con la sociedad, especialmente en un momento crítico como el actual en el que acabamos de atravesar una pandemia como la COVID-19 y donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido del crecimiento del riesgo de nuevas zoonosis” ha concluido.