La resistencia a los antimicrobianos (RAM) continúa siendo una amenaza para la salud humana, animal y medioambiental, y es que, si no se realiza un control adecuado, en 2050 podría ser la primera causa de muerte. No obstante, las entidades responsables de controlar esta situación, así como todos los agentes que intervienen en los procesos de producción, distribución y consumo de antibióticos están cada vez más involucrados con el consumo responsable de antibióticos.
Uno de los sectores que más ha trabajado en la reducción de antibióticos es el veterinario. Y es que, el Reglamento UE 2019/6 refuerza la acción de la UE para combatir la RAM a través de medidas específicas que garantizan el uso responsable de los antibióticos en animales. De hecho, todos los Estados miembros están trabajando en esto. Así lo afirma el último informe elaborado por el Grupo de Trabajo de Disponibilidad de Medicamentos Veterinarios y Alternativas a su Uso, en el que participa, entre otros países, España.
“Todos los países europeos comparten retos similares en el sector veterinario, aunque cada uno con sus particularidades”, explica el informe. Y uno de los grandes retos que aborda este documento son las brechas terapéuticas. Por tanto, la Agencia Francesa de Medicamentos Veterinarios (ANMV), la Dirección General de Alimentación y Veterinaria de Portugal (DGAV), la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Irlanda (HPRA) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) proponen en este documento identificar, priorizar y colaborar para hacer frente a esas brechas.
En España se identificaron diversas lagunas terapéuticas, especialmente en el sector porcino y en cunicultura
En el caso de España, se identificaron diversas lagunas terapéuticas, especialmente en el sector porcino y en cunicultura. No obstante, los diferentes sectores animales reconocieron varias brechas terapéuticas. Es el caso del sector apícola, que identificó carencias en el tratamiento de la varroasis; el sector ganadero, que solicitó la necesidad de tratamientos para la coccidiosis, las infecciones respiratorias y la leptospirosis; el porcino identificó la ausencia de vacunas y tratamientos para el rotavirus o la disentería porcina, entre otras; y el sector cunícola identificó brechas terapéuticas para enfermedades como la enteropatía epizoótica del conejo.
Y uno de los grandes problemas que presentaron estas brechas terapéuticas es “el bajo número de antimicrobianos autorizados, especialmente para su uso en las llamadas especies menores”, indica el informe. Precisamente, esta falta de productos veterinarios autorizados en España ha hecho que muchos de los que se han utilizado en alguna de las especies mencionadas vengas de países no autorizados.
En total se han notificado 35.371 prescripciones entre 2019 y 2022 en 4 de las 17 comunidades autónomas españolas. Una gran mayoría de las prescripciones –el 95,1%- se notificaron en una sola comunidad. Este alto número de prescripciones fuera de los mercados autorizados se debe a la falta de tratamientos necesarios para algunas patologías, razón por la que el informe pide más disponibilidad de vacunas para prevenir enfermedades y, de esta forma, reducir el uso de tratamientos antibióticos.
“Los productos quimioterapéuticos (53,1%) y las vacunas (31,9%) fueron los medicamentos veterinarios más solicitados"
En esta línea, para hacer frente a vacíos terapéuticos de este tipo, los veterinarios pueden hacer uso de productos importados de otros Estados miembros e incluso de países fuera de la UE siempre y cuando la AEMPS lo permita. De hecho, en el último año analizado en este informe, la entidad recibió 1.327 solicitudes de autorización de importación de países no pertenecientes a la UE. “Los productos quimioterapéuticos (53,1%) y las vacunas (31,9%) fueron los medicamentos veterinarios más solicitados, siendo aceptadas en el 91,3% de los casos y rechazadas en el 3,4%”, detalla el documento.
De todos los grupos de animales, la cría de conejos y cerdos son los dos sectores que más antibióticos prescriben. No solo antimicrobianos producidos e importados de países de la UE, sino también productos que necesitan previa autorización de la AEMPS. “Los sectores de la cría de conejos y cerdos, que necesitan prescribir una gran cantidad de antimicrobianos fuera de los términos de la autorización de comercialización, podrían impulsar la aparición y la difusión de la resistencia a los antimicrobianos”, indica el documento.
Y como solución, el informe destaca que en España la investigación debe ser una prioridad. “Algunos sectores han destacado que la investigación y la innovación deben ser una prioridad para desarrollar nuevas herramientas médicas, especialmente para enfermedades que no cuentan con opciones terapéuticas, como algunas infecciones bacterianas. También se deben desarrollar regulaciones legales para abordar estos problemas”, concluye el informe.