La influenza aviar altamente patógena ha dado un paso más. El virus ha afectado en los últimos meses a otras especies, pasando de las aves silvestres a los mamíferos. Aunque las estimaciones son variables, se calcula que la enfermedad afecta a 37 nuevas especies de mamíferos. En todo el mundo, únicamente las islas del Pacífico, Australia y Nueva Zelanda siguen libres de enfermedad, aunque la situación está en constante cambio.
Recientemente, el departamento de Agricultura de Estados Unidos alertó de varios casos confirmados de influenza aviar en ganado vacuno lechero. Desde el primer caso confirmado en marzo y hasta el pasado 5 de abril se han notificado 16 focos en Texas, Michigan, Ohio, Kansas, Idaho y Nuevo México. Estas detecciones han generado gran preocupación en la comunidad internacional.
Esta reciente detección en el ganado lechero ha provocado signos clínicos como la disminución de la lactancia, pérdida de apetito, letargo, fiebre y deshidratación. Asimismo, según ha informado la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), estas infecciones podrían indicar mayor riesgo de que el virus H5N1 se adapte mejor a los mamíferos y se pueda transmitir a las personas y a otros animales.
“Se están haciendo varios estudios para seguir explorando la virulencia y transmisibilidad de este virus, incluso entre el ganado vacuno, así como para evaluar el riesgo de transmisión a animales y humanos, actualmente muy bajo”
Sin embargo, por ahora no puede confirmarse que exista una adaptación específica ni al hombre ni a los mamíferos. No obstante, como indican desde la entidad internacional, “se están haciendo varios estudios para seguir explorando la virulencia y transmisibilidad de este virus, incluso entre el ganado vacuno, así como para evaluar el riesgo de transmisión a animales y humanos, actualmente muy bajo”.
Por esta razón y en colaboración con sus centros de referencia, la red de expertos y los miembros de la OMSA siguen de cerca la situación para analizar los riesgos de esta patología tanto en animales como en humanos. “La información oportuna y transparente es crucial para mantener un buen conocimiento de la situación de la enfermedad y evitar cualquier tipo de desinformación o información errónea”, señalan.
MEDIDAS PARA CONTROLAR LA PROPAGACIÓN
Aunque la OMSA no recomienda restricciones en el movimiento del ganado sano y sus productos, salvo si está justificado por un análisis del riesgo de importación, sí recuerda diversas medidas para controlar el alcance de la influenza aviar. El primer paso para garantizar el control será la vigilancia reforzada de la enfermedad tanto en aves domésticas y silvestres.
Asimismo, la entidad recuerda que es imprescindible monitorear e investigar los casos en especies que no sean aviares. En este grupo se incluyen tanto el ganado vacuno como el resto de poblaciones ganaderas que puedan presentar signos compatibles con la enfermedad.
“Las secuencias genéticas del virus de la influenza aviar debe compartirse en bases de datos de acceso público”
Por otra parte, la OMSA recuerda la importancia de “notificar los casos de influenza aviar altamente patógena en todas las especies, incluidos los hospedadores inusuales”. Estas notificaciones deberán enviarse a la organización internacional mediante el Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS). “Las secuencias genéticas del virus de la influenza aviar debe compartirse en bases de datos de acceso público”, recuerdan.
Por último, prevenir la propagación mediante medidas de bioseguridad y proteger a las personas ante posibles contactos con las aves o el ganado infectado también son otras dos medidas recomendadas por la OMSA. “Las personas expuestas deben tomar siempre medidas de precaución, como el uso de equipos de protección personal y la aplicación de medidas armonizadas de inocuidad alimentaria cuando manipulen productos animales procedentes del ganado expuesto”, concluyen.