La situación epidemiológica de la fiebre aftosa (FA) preocupa en el norte de África. En Marruecos se han producido varios brotes de esta enfermedad durante años, aunque en los últimos cuatro el país se encuentra libre de enfermedad. Así lo afirman los últimos datos publicados recientemente por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en un informe sobre la situación mundial de la enfermedad.
El informe indica que “esta zona es de especial atención para España, sobre todo Marruecos, debido a la proximidad geográfica y los vínculos de comercio y movimiento de personas que tenemos con ellos”. Son precisamente los países del norte de África los que más afectados han estado en los últimos años.
"El que la circulación sea mayor o menor dependerá sobre todo del nivel de inmunidad de los animales susceptibles"
Asimismo, como indica el ministerio, “debido a la permeabilidad de las fronteras entre todos estos países”, cuando el virus circula por alguno de ellos, tarde o temprano se produce algún brote en algún otro país. “El que la circulación sea mayor o menor dependerá sobre todo del nivel de inmunidad de los animales susceptibles y de que la vacuna utilizada en los programas de vacunación produzca inmunidad protectora frente al nuevo serotipo circulante”, sostiene el MAPA.
¿CÓMO ACTÚA ESPAÑA?
En España, cuando se detecta un brote de fiebre aftosa (FA), las autoridades sanitarias recomiendan implementar un vacío sanitario en las explotaciones afectadas. Esta estrategia incluye la adopción de estrictas medidas de bioseguridad, una vigilancia sanitaria intensificada y el control de movimientos para evitar la propagación de la enfermedad, conforme a la normativa comunitaria y nacional vigente.
Sin embargo, estas medidas a veces no bastan para detener la enfermedad. En tales casos, la vacunación de emergencia puede ser crucial para controlar y erradicar la FA. Por esta razón, la Unión Europea (UE) dispone de un banco de vacunas, incluyendo las de FA, accesible para los Estados Miembros (EEMM), y la FA está cubierta por el Reglamento Delegado (UE) 2023/361, que permite el uso de vacunas de emergencia en caso de brote.
En los últimos años, la vacunación ha cobrado mayor relevancia como estrategia contra la FA. Actualmente, se pueden distinguir los animales vacunados de aquellos infectados naturalmente por el virus de campo de la FA (VFA) con alta fiabilidad. Las vacunas autorizadas por la Comisión Europea son inactivadas y provocan una respuesta inmunitaria basada en anticuerpos anti-proteínas estructurales, según señala el ministerio. Esto facilita la diferenciación en el laboratorio de los anticuerpos producidos por la infección natural, que son anti-proteínas no estructurales.
En España y el resto de Europa, las medidas de protección abarcan más del 99% de las infecciones de las explotaciones afectadas si se produce la transmisión. Si hablamos de probabilidades de transmisión, en las zonas de protección y de vigilancia son 4,8% y 0,3%, respectivamente.
La vacunación puede ser muy efectiva para controlar y erradicar la FA porque reduce el número de animales susceptibles y disminuye la transmisión del virus entre explotaciones. Esto permite una reducción del número de explotaciones afectadas y la duración del brote, con el consiguiente ahorro económico. No obstante, aunque previene los síntomas clínicos, los animales vacunados pueden seguir infectados y contagiados, lo que dificulta su diagnóstico y aumenta el riesgo de circulación del virus, ya que los síntomas en animales vacunados son menos evidentes. Además, las técnicas de laboratorio para distinguir animales vacunados de infectados solo son aplicables a nivel de rebaño, lo que puede generar muchos falsos positivos si se interpreta individualmente.