Comprender la inteligencia y desvelar el funcionamiento de la mente siempre ha sido objeto de las ciencias naturales. Aunque aún existen muchos enigmas por descubrir, los animales ofrecen valiosa información acerca de los orígenes y la organización tanto de la mente como del intelecto.
Por este motivo, un reciente estudio desarrollado por investigadores del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE) ha revelado que los perros podrían poseer un componente clave de la inteligencia conocido como 'factor g’. Este factor comparte numerosas similitudes con la mente humana, incluyendo sus patrones de envejecimiento. Estos hallazgos, según confirma el estudio, podrían contribuir al entendimiento sobre cómo se estructura la cognición canina -y humana- y cómo progresa el deterioro cognitivo con el paso del tiempo.
Los investigadores del Departamento de Etología de ELTE, en su más reciente estudio, investigaron la existencia de este factor cognitivo general en los perros. Para abordar esta cuestión, los investigadores diseñaron siete tareas con el propósito de evaluar el rendimiento cognitivo de 129 perros con edades comprendidas entre los tres y los quince años, y los siguieron durante dos años y medio.
Los resultados identificaron dos dominios cognitivos: la resolución independiente de problemas y la capacidad de aprendizaje
Los resultados de estas pruebas revelaron una estructura jerárquica similar a la observada en la cognición humana. Identificaron dos dominios cognitivos amplios: la resolución independiente de problemas, que englobaba pruebas de persistencia, resolución de problemas y memoria, y la capacidad de aprendizaje, que incluía el aprendizaje asociativo y pruebas de aprendizaje de un solo intento. Estos dominios estaban interconectados, lo que sugiere la existencia de un factor cognitivo general de orden superior que los unía. Siguiendo la literatura humana, los autores denominaron a este factor como el ‘factor g canino’.
Los investigadores no solo se conformaron con identificar el ‘factor g canino’, sino que también buscaron confirmar si tenía un poder predictivo similar al descrito para el factor g en humanos. Los resultados revelaron que los perros con altas puntuaciones en el 'factor g’ mostraban una mayor propensión a explorar entornos desconocidos, mayor interés en novedades y un mejor desempeño en nuevas situaciones de aprendizaje, en comparación con aquellos con puntuaciones más bajas.
Además, la puntuación del ‘factor g’ en los perros también estaba asociada con su personalidad, medida a través de un cuestionario completado por sus dueños. Una puntuación alta en el ‘factor g’ se correlacionaba con niveles más altos de actividad, nivel de entrenamiento y capacidad de entrenamiento, lo que confirmaba que el esta condición canina se asemejaba al humano tanto en estructura como en correlaciones externas.
Una puntuación alta en el ‘factor g’ se correlacionaba con niveles más altos de actividad, nivel de entrenamiento y capacidad de entrenamiento
En el caso de los humanos, el desempeño exitoso en diversas pruebas cognitivas tiende a estar positivamente correlacionado; aquellos individuos que sobresalen en áreas como matemáticas, tienden a sobresalir también en ensayos de literatura, por ejemplo. Por lo tanto, las habilidades cognitivas humanas están centralizadas en cierta medida, pero también están jerárquicamente organizadas, desde tareas específicas hasta dominios cognitivos más amplios. En la cúspide de esta jerarquía reside el denominado factor cognitivo general o ‘factor g’, el cual abarca e influye en todas las capacidades cognitivas subyacentes, y estrechamente relacionado con el éxito académico, laboral y profesional.
Además de los numerosos paralelismos entre los factores g caninos y humanos, la exploración de las correlaciones de las capacidades cognitivas caninas ha abierto nuevas perspectivas en la investigación del envejecimiento. Los investigadores observaron que, a medida que los perros envejecían, su atención, capacidad de aprendizaje y memoria disminuían naturalmente. Sin embargo, si las capacidades cognitivas están interconectadas, el deterioro con la edad podría no ser independiente, sino estar vinculado a un factor subyacente común detrás del deterioro de diversas capacidades.