El Instituto de Instrumentación para Imagen Molecular (i3M), el centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) ha creado un dispositivo TAC para el diagnóstico, seguimiento y evolución de lesiones en las extremidades de los caballos, con el objetivo de mejorar el bienestar animal.
Las disciplinas ecuestres pueden provocar lesiones en la estructura ósea y en el tejido blando de los caballos que pueden derivar en una cojera posterior o en lesiones más graves. Con el desarrollo de esta herramienta es posible la exploración para ejercer un control en la salud física del animal.
La investigadora del CSIC en el i3M, Laura Moliner, ha sido la encargada de coordinar el proyecto gracias a un contrato con la compañía británica Hallmarq Veterinary y la colaboración entre entidades. Actualmente se han vendido más de 10 unidades a hospitales veterinarios equinos. Además, la compañía cuenta con dispositivos móviles que pueden ser alquilados.
"El sistema está al nivel del suelo, de manera que el animal a explorar no tenga dificultades para posicionarse y se tuvo muy en cuenta que todo el sistema a nivel mecánico fuera silencioso"
“Nuestro sistema constaba de un panel detector de rayos X, próximo a la extremidad para poder explorar la mayor extensión posible, y un tubo de rayos X que gira solidariamente a dicho detector. El sistema está al nivel del suelo, de manera que el animal a explorar no tenga dificultades para posicionarse y se tuvo muy en cuenta que todo el sistema a nivel mecánico fuera silencioso para no causarle ningún tipo de molestia durante la adquisición”, explica la investigadora.
Moliner asegura que “se trata de un equipo mínimamente invasivo centrado en el confort animal. Las geometrías están estudiadas y la instrumentación escogida para que toda la radiación emitida por la fuente esté contenida dentro del panel, pero evidentemente existe radiación dispersada, por ejemplo, por la extremidad del caballo, que hay que tener en cuenta para no irradiar al usuario”.
“Por ello, en el diseño era imprescindible contar con una pantalla plomada que protegiera al usuario pero que, a su vez, le permitiera estar en la sala con el caballo velando por su bienestar durante la adquisición”, añade la coordinadora.
El TAC favorece la planificación de cirugías, detecta fracturas no desplazadas y cambios en la densidad ósea
Este sistema es capaz de visualizar de manera tridimensional la cojera de un caballo a diario, mediante la imagen músculo-esquelética, esencial en lugares con una importante carga de trabajo en medicina deportiva. Además, el TAC favorece la planificación de cirugías, detecta fracturas no desplazadas y cambios en la densidad ósea, así como una mejor diferenciación de la patología ósea subcondral frente a la cortical, gracias a la alta resolución.
Uno de los principales puntos en el desarrollo del sistema ha sido que fuera silencioso y lo menos intrusivo posible para el caballo. Por ello, este dispositivo podría escanear las extremidades de cualquier otro tipo de animal de grandes dimensiones que lo requiera como, por ejemplo, animales en reservas o santuarios que hayan sufrido alguna lesión en sus extremidades y se esté monitorizando su evolución.