La sequía está provocando grandes pérdidas en los espacios naturales. Una de las más significativas está relacionada con el declive de especies. Esto último se hace más notable en aquellos espacios naturales donde albergan un gran número de mamíferos y especies acuáticas. Algo que ya está ocurriendo en la Estación Biológica de Doñana que, tras un 2023 muy seco y una escasa inundación en marismas, ha experimentado una reducción de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras, así como de anfibios y peces.
“Hay más de 300 aves que en algún momento utilizan Doñana y a todas ellas esta situación de sequía les afecta”, explica Javier Bustamante, investigador científico del CSIC en la Estación Biológica de Doñana y vicedirector responsable de la ICTS-Doñana en una entrevista a Animalcare. En concreto, según indica el informe, este año se alcanzaron 206.859 aves invernantes, la décima peor cifra de toda la serie histórica de censos en el mes de enero.
“Llevamos alrededor de cinco años con precipitaciones por debajo de la media”
Estos números se basan sobre todo en las precipitaciones del mes de diciembre, pero la escasez de lluvia es una tendencia que se está repitiendo en el tiempo en los últimos años. “Llevamos alrededor de cinco años con precipitaciones por debajo de la media”, asegura el investigador del CSIC. “Llueve poco y esto supone un menor nivel de inundación”, insiste. Las marismas o el sistema de lagunas temporales no se inundan como lo harían años atrás.
Un ejemplo de esta problemática está en las aves, especialmente en las acuáticas. El 68% de las especies que crían en Doñana tienen una tendencia poblacional negativa, atendiendo a los datos de las últimas dos décadas. Además, esta cifra se ha incrementado al 79% si se calcula la tendencia para los últimos diez años.
“En mamíferos, la mayor parte de las poblaciones manifiestan claros declives”
Pero que las precipitaciones hayan disminuido no es un hecho que alarme únicamente a las aves invernantes. “En mamíferos, la mayor parte de las poblaciones manifiestan claros declives”, asegura el experto. Uno de los principales ejemplos está en el conejo. “Es una especie de la que dependen muchas otras”, subraya.
“El conejo es una presa básica para muchos de los depredadores de Doñana”, insiste el investigador. La mixomatosis y la neumonía hemorrágico-vírica llevó a las poblaciones de conejos a niveles muy bajos, una de las razones que propiciaron su declive, como informa el experto. A esto se suma el descenso de las precipitaciones, “que hace que no haya alimento suficiente para ellos”.
MEDIDAS DE MITIGACIÓN
Esta situación tiene su origen en la escasez de precipitaciones, algo que se escapa del poder del ser humano. Sin embargo, sí pueden establecerse algunas “medidas de mitigación”, como sostiene el experto, para paliar los efectos de la sequía en las poblaciones que habitan la Estación Biológica de Doñana.
“Esta solución evitaría reducir el conflicto que hay entre la conservación de la biodiversidad y la agricultura”
En este sentido, Bustamante insiste en la demanda de agua para consumo humano y para las actividades agrarias.”Si disponemos de menos agua, la demanda debería adaptarse a la disponibilidad que hay, tanto para consumo humano como para agricultura”, matiza el investigador. “Esta solución evitaría reducir el conflicto que hay entre la conservación de la biodiversidad y la agricultura”, añade.
En cualquier caso, las especies tendrán que adaptarse a esta escasez. “La fauna de Doñana, en un escenario de cambio climático, se adaptará a las nuevas circunstancias”, puntualiza el vicedirector responsable de la ICTS-Doñana. No obstante, esta situación augura un mal resultado: “La especies que no puedan adaptarse, por desgracia, desaparecerán”, sentencia.