El Día Mundial del Control de Plagas se celebra, como cada año, el seis de junio para concienciar sobre el papel tan relevante de la organización de gestión de plagas. Su finalidad es la protección de la salud pública, el tratamiento de los datos y las previsiones lanzadas por la AEMET, que representan un desafío adicional. La propagación de las plagas se ha visto incrementada por el cambio climático, una situación que ha puesto en riesgo la salud pública.
En los últimos años, España ha experimentado una subida de temperaturas que ha afectado al correcto desarrollo del ciclo biológico de algunas especies animales, además de favorecer su reproducción. Este incremento de temperaturas y las nuevas condiciones de sequía han provocado el desplazamiento de algunas plagas en busca de alimento y refugio, manifestando un alto riesgo de infestación en zonas urbanas y rurales.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) afirma que, el incremente de las temperaturas experimentado durante esta primavera se trata de una tendencia consolidada ya que, desde 1980, los veranos son cada vez más cálidos y de mayor duración, al haberse extendido cinco semanas más de lo habitual. Este factor junto a la sequía experimentada en España augura un nuevo verano más cálido de lo habitual.
El número de especies autóctonas ha aumentado notablemente, como el caso de la mosca negra, que exige la puesta en marcha de tratamientos para evitar repuntes considerables.
Al riesgo de ver incrementadas las poblaciones de las especies autóctonas, se suma la presencia cada vez mayor de especies invasoras. Lejos de tratarse de casos aislados, en España están cada vez más presentes especies como la avispa asiática (Vespa velutina) o el mosquito tigre (Aedes albopictus), insectos que pueden causar serios problemas tanto para las personas como al resto de los animales, al tratarse también especies depredadoras que acaban provocando desequilibrios en el ecosistema. El número de especies autóctonas ha aumentado notablemente, como el caso de la mosca negra, que exige la puesta en marcha de tratamientos para evitar repuntes considerables.
Al aumento de estas especies hay que sumar el tiempo de reproducción de los insectos, cada vez más amplio, favoreciendo la aparición de estas especies en mayor medida. Además, la subida de las temperaturas acelera el metabolismo de estos insectos.
En el último año, con la pandemia de Covid-19, los trabajos programados para el control de plagas se retrasaron e incluso no llegaron a efectuarse con normalidad hasta pasados unos meses. Las empresas dedicadas a las desinfecciones tuvieron que realizar trabajos más urgentes que obligaron a posponer los controles establecidos. En este contexto, es crucial seguir con las medidas preventivas para controlar las plagas y proteger la salud pública ante el inminente cambio en los ciclos biológicos y el clima.