Los trastornos del comportamiento en perros, desencadenados por emociones negativas como el miedo y la ansiedad, influyen directamente en el bienestar canino. Con estimaciones que sitúan entre el 26% y el 50% la prevalencia de miedo y ansiedad en perros, y considerando que en el Reino Unido hay aproximadamente 11 millones de estos animales, se estima que al menos 5,5 millones de perros pueden enfrentar problemas de comportamiento derivados de estas emociones.
La medicina conductual canina se enfrenta a complejidades considerables debido a la singularidad de cada perro y a la continua discusión sobre si ciertos comportamientos deben considerarse respuestas adaptativas normales o disfuncionales. Evaluar y tratar estos trastornos afectivos en perros plantea desafíos que requieren un esfuerzo continuo, exigiendo a los profesionales comprender la relación entre el bienestar y los problemas emocionales.
Un estudio reciente de la Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad de Surrey se propuso evaluar factores significativamente diferentes en perros con trastornos de conducta en comparación con perros sanos. Los resultados revelaron diferencias notables en factores físicos y psicológicos, destacando la compleja interacción entre estos dominios y cómo influyen positiva y negativamente en el bienestar de los perros.
Los perros con trastornos de conducta mostraron diferencias significativas en todos los factores físicos, procesales, psicológicos y ambientales
El propósito de este estudio fue analizar los elementos determinantes y predictivos de los problemas de conducta en perros, utilizando la tabla de evaluación del bienestar animal para obtener una comprensión más detallada de los factores que afectan su bienestar. Se llevaron a cabo 177 evaluaciones en 129 perros identificados por los veterinarios como portadores de trastornos de conducta. Este análisis reveló que, en comparación con los perros sanos, los perros con trastornos de conducta mostraron diferencias significativas en todos los factores físicos, excluyendo la condición corporal, así como en todos los factores procesales, excepto el dolor del procedimiento, y en todos los factores psicológicos y ambientales.
Múltiples factores contribuyen al desarrollo de trastornos de conducta, siendo estos generalmente multifactoriales y variables entre perros. Experiencias pasadas negativas, traumas repetidos y rasgos individuales, como la excitabilidad, pueden desencadenar respuestas emocionales. Además, se ha observado que los problemas emocionales afectan las capacidades cognitivas de los perros, comprometiendo la concentración y la resolución de problemas.
La susceptibilidad al miedo y la ansiedad, junto con la presencia de ciertos rasgos de comportamiento, puede hacer que algunos perros sean menos capaces de enfrentar situaciones de manera efectiva. Los altos niveles de excitación, por ejemplo, pueden afectar la inhibición cognitiva y provocar ansiedad.
Los problemas emocionales también impactan en las capacidades cognitivas de los perros, disminuyendo su poder de aprendizaje y resolución de problemas. Aunque el estrés moderado ha demostrado mejorar la función cognitiva en otras especies, la sensibilidad de los perros a los cambios en el estado afectivo de sus cuidadores destaca la complejidad de la relación entre estrés, emociones y cognición.
“Las expectativas no cumplidas o reacciones exageradas a estímulos temporales pueden desarrollar fobias y miedos persistentes, afectando significativamente la calidad de vida de los animales”
Eventos repetidos, aunque aparentemente menores, pueden resultar en estrés acumulativo para los perros. Los investigadores confirman que “las expectativas no cumplidas o reacciones exageradas a estímulos temporales pueden desarrollar fobias y miedos persistentes, afectando significativamente la calidad de vida de los animales”. Los ruidos fuertes son una fuente común de temor en perros, afectando hasta el 49% de la población canina. Estas fobias no solo impactan negativamente en el bienestar, sino que también pueden indicar la presencia de otros miedos y ansiedades, como el temor a las multitudes.
La resiliencia de los perros ante factores estresantes, la calidad de sus interacciones sociales, el enriquecimiento en su entorno y su respuesta a procedimientos y manejo son factores críticos que distinguen entre perros sanos y aquellos con trastornos de conducta. Identificar y comprender estas correlaciones puede ofrecer una visión valiosa para el desarrollo de intervenciones tempranas y estrategias de manejo que preserven el bienestar y reduzcan el riesgo de problemas conductuales en perros.