El adiestramiento de un perro es un factor esencial para contribuir a su bienestar y calidad de vida. El miedo o el estrés en el cánido pueden conducir a una mala conducta y ocasionar graves problemas relacionales entre el perro y el resto de humanos, o entre el cánido y otros animales.
El adiestramiento “favorece la socialización con otros perros y personas, hay una mejor interacción con ausencia de miedos y reacciones indeseables en el perro adiestrado con todo lo que le rodea; mejora el estado emocional del perro, lo hace más equilibrado al saber gestionar sus emociones a través de los ejercicios de autocontrol y por ello sufre menos situaciones estresantes”, ha explicado para Animalcare Oscar Páez Sousa, presidente de la Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales (ANACP).
Además, esta corrección de conductas no supone un riesgo para la salud del animal y “no implica para nada brutalidad ni violencia”, asegura Páez. Asimismo, a la vez que el perro aprende determinadas conductas y ejercita su mente, aprende “cuál es su rol en el núcleo familiar”.
Los dueños son “una parte muy importante en este proceso y debemos saber cuáles son las necesidades de nuestro perro, cómo satisfacerlas y entender su lenguaje corporal para una correcta comunicación”
La implicación de los propietarios en la educación de los canes es fundamental para conseguir la correcta educación. Los dueños de los animales son “una parte muy importante en este proceso y debemos saber cuáles son las necesidades de nuestro perro, cómo satisfacerlas y entender su lenguaje corporal para una correcta comunicación”, subraya el presidente de ANACP.
En palabras de Páez, el adiestramiento canino es uno de los servicios más solicitados en los últimos años. Más de un 43% de los hogares en España tiene mascota y, según la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC), hay más de siete millones de perros registrados, lo que indica unos niveles muy altos de hogares con canes.
“De unos años hasta la actualidad está aumentando el número de familias que toman la decisión de incorporar a un perro como un miembro más de la familia”, afirma Páez. Ante esta situación, es importante diferenciar entre los perros de raza y adoptados. Estos últimos, “en casi el 80%”, son, en su mayoría, perros abandonados o que han sufrido maltrato en algún momento de su vida.
“No hay razas difíciles de educar, pero sí es cierto que hay razas que aprenden con mucho más fácil que otras"
Estos animales tienen “falta de estimulación temprana que en un futuro puede generar problemas de miedo y de no aceptación de manejo por parte de los humanos”, apunta Páez. Este hecho puede condicionar la relación con los dueños y provocar problemas conductuales en el animal.
Además de los problemas asociados al abandono animal, existen razas con mayor adaptación a los procesos de aprendizaje. “No hay razas difíciles de educar, pero sí es cierto que hay razas que aprenden con mucho más fácil que otras y también hay ejemplares de una misma raza, pero con diferente iniciativa, es decir, con mayor o menor facilidad para encontrar soluciones ante problemas o situaciones nuevas”, añade el adiestrador.
Sin embargo, sí existe una influencia clara entre la relación del propietario con el animal y la implicación de los usuarios de mascotas con la correcta educación de sus mascotas. “Es recomendable combinar el adiestramiento con las pautas de educación canina e implicarnos como propietarios”, asevera Páez.
BIENESTAR ANIMAL Y TENENCIA RESPONSABLE
La educación del perro depende directamente de los propietarios y de la corrección de las malas conductas por parte de los propietarios. La figura del dueño es clave en el proceso de educación y aprender a gestionar los comportamientos de los animales también es tarea de los usuarios de animales de compañía.
“La Ley de bienestar animal entrará en vigor a finales de septiembre de 2023, y, en su artículo 30 relativo a tenencia de perros, especifica que, los titulares de perros, deberán acreditar la realización de un curso de formación que tendrá validez indefinida, que será gratuito y que sus contenidos se determinarán reglamentariamente”, informa el presidente de ANACP.
La nueva ley propuesta por el Gobierno de Sánchez establece que, para una tenencia responsable, es necesario disponer de una formación que, en palabras de Páez, estará destinado a aprender sobre los cuidados higiénicos y sanitarios del animal.
El propietario, con ayuda del adiestrador, tiene las pautas necesarias para conseguir una conducta adecuada en su perro
Desde ANACP se muestran optimistas con este curso, sin olvidar la labor de los veterinarios. “Si los cursos se plantean bien enfocando todas las necesidades del perro, tanto las que cubren los veterinarios como los adiestradores caninos profesionales, sin excluir a ningún profesional en detrimento del otro, el curso puede efectivamente cambiar de forma óptima el concepto de tenencia responsable que tienen los titulares de perros de compañía”, añade.
El propietario, con ayuda del adiestrador, tiene las pautas necesarias para conseguir una conducta adecuada en su perro. Establecer el tiempo libre del perro, facilitar las actividades lúdicas y preparar al perro para los entornos reales son las tres pautas esenciales, según Páez, para garantizar la correctaeducación del animal y favorecer la colaboración entre el experto y el dueño de la mascota.
Además, en defensa del desarrollo de estas prácticas, Páez ha destacado el buen funcionamiento de los adiestramientos y el reflejo positivo que tiene en los animales. “El adiestramiento influye de manera positiva en el bienestar animal al minimizar el estrés que se pueda producir en la comunicación errónea, la falta de límites en la educación canina, de ejercicio y estimulación para ciertas razas” concluye.