La resistencia a los antimicrobianos preocupa cada vez más por sus consecuencias en la salud global. El uso incorrecto de los antibióticos veterinarios tanto por su dosis como por el momento de su administración puede provocar a medio plazo una pérdida de eficacia y traducirse en una emergencia no solo para la salud animal, sino también para la salud pública.
En 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre la inminente crisis global de salud pública provocada por las bacterias que desarrollan resistencia a los antibióticos. La problemática de la resistencia a los antimicrobianos afecta tanto a la medicina humana como a la veterinaria. Además, se estima que para 2050 podrían causar alrededor de 10 millones de muertes al año. Las infecciones por resistencias en el ganado son especialmente preocupantes debido a su relación con el alto coste en atención veterinaria, tasas de mortalidad elevadas, disminución de la población y reducción de la producción.
Por este motivo, diversas investigaciones están estudiando alternativas plausibles ante esta amenaza. Una de ellas es la presentada por un grupo de investigadores italianos, que arroja luz en la eficacia de los aceites esenciales por sus propiedades antibacterianas, antiparasitarias, antivirales y reguladoras de numerosos procesos metabólicos. En concreto, el estudio se basa en la eficacia de estos productos para el tratamiento de los principales agentes de infección bacteriana de interés veterinario en el ganado.
Existen casos de transferencia de bacterias o sus genes de animales a humanos a través de la cadena alimentaria
Se argumenta que la resistencia a los antibióticos en microorganismos animales y su traslado a patógenos humanos están influidos por el uso de antibióticos en medicina veterinaria. Existen casos de transferencia de bacterias o sus genes de animales a humanos a través de la cadena alimentaria. La transferencia de genes de resistencia entre poblaciones bacterianas ocurre de manera compleja en la ecología bacteriana. Además, hay pruebas de que los genes de resistencia humanos han retrocedido hacia la población animal, sugiriendo la transmisión de microorganismos resistentes de animales a personas, planteando un problema serio. Por este motivo, los investigadores sugieren que se desarrollen nuevos agentes antimicrobianos.
La industria farmacéutica, que solía generar dos o tres nuevos antibióticos anualmente a partir de microbios, ahora ha visto una disminución en el número de nuevos medicamentos antimicrobianos en investigación y desarrollo (I+D) en las últimas dos décadas. Ante esto, se ha ampliado el interés en los medicamentos de origen vegetal, y el público valora terapias complementarias como las "plantas medicinales".
Además de mejorar la bioseguridad de los reproductores, los beneficios de los aceites esenciales pueden reemplazar aditivos que mejoran el rendimiento en animales. Por ejemplo, estudios demuestran mejoras en la calidad de la carne de pollo al agregar AE de plantas específicas en la dieta. Los AE también muestran propiedades antibacterianas y antioxidantes, promoviendo la salud animal y potencialmente mejorando la calidad de la producción.
Estos aceites son adaptables, actuando como inmunomoduladores, desintoxicantes y potenciadores del rendimiento. Se necesitan investigaciones para confirmar los posibles efectos adversos de la administración de aceites esenciales in vivo, priorizando evaluaciones de citotoxicidad y el índice terapéutico. Por ahora, algunos sí han demostrado actividad antimicrobiana significativa sin impacto citotóxico notable, mientras que otros deben evaluarse cuidadosamente para garantizar su seguridad y eficacia.