La investigación experimental con animales continúa en el punto de mira de numerosos estudios. En los últimos años, este apoyo científico ha sido el centro de muchos debates, en los que ha participado, entre otras entidades, la Comisión Europea. La entidad se posiciona a favor de la modernización de la ciencia, una idea que comparten numerosas investigaciones. Una de ellas ha sido la última encabezada por Helene Richter, del departamento de biología del comportamiento de la Universidad de Münster.
En línea con algunas de las propuestas que persigue la Comisión Europea, esta universidad alemana persigue las buenas prácticas en materia de investigación con animales. Reemplazar, reducir y refinar son las ‘3R’, el principio que proporciona un marco ético para la investigación con animales en todo el mundo. Sin embargo, todavía queda mucho margen para su implementación.
El marco se basa en la idea de que si se utilizaran animales en experimentos científicos, se debería hacer lo posible para sustituir con alternativas no sensibles. Además, el siguiente paso sería disminuir el número de animales necesarios, seguido de un perfeccionamiento en los experimentos, con el objetivo de minimizar el dolor y la angustia de los animales dentro de las investigaciones científicas experimentales.
Los investigadores animan a “determinar cuidadosamente el tamaño de sus muestras antes de comenzar el experimento”, según explica el estudio publicado en la revista Nature. De esta forma se evita el uso del mismo tamaño de muestra “estándar” de 8 a 12 animales por grupo, simplemente por consideraciones logísticas, económicas o políticas. Aunque este enfoque garantiza una mejor panificación general de los experimentos con animales, también plantea desafíos.
"Muchos estudios carecen de potencia suficiente en la investigación con animales e involucran a muy pocos animales por grupo para identificar correctamente los verdaderos efectos del tratamiento”
Richter considera que, cada vez con más frecuencia, hay más pruebas de que los tamaños de muestras de animales estimados por los investigadores son en realidad demasiado pequeños para sacar conclusiones válidas. “Las consecuencias son dobles, ya muchos estudios carecen de potencia suficiente en la investigación con animales e involucran a muy pocos animales por grupo para identificar correctamente los verdaderos efectos del tratamiento”, explica la investigadora.
En este sentido, para desafiar la práctica científica, Richter solicita un cambio hacia un ‘mini-expertimento’. Esta iniciativa acabaría con las preocupaciones éticas por el uso de muestras demasiado grandes, que estaría relacionado directamente con el uso excesivo de animales, una realidad en contra del bienestar animal.
“Por lo tanto, para implementar una estrategia de reducción exitosa, sería deseable una forma más flexible de determinar el tamaño de las muestras que permita reducir el número de animales dentro de cada experimento tanto como sea posible, garantizando al mismo tiempo la validez científica y la reproducibilidad de los resultados de la investigación”, explica la bióloga.
Esta última medida evitaría el uso de animales para estudios con poca potencia y, por tanto, experimentos no válidos y no reproducibles
Este enfoque permitiría ajustar o incluso reducir el número de animales, ya sea evitando el uso de demasiados animales en un solo experimento u optimizando la ganancia de conocimiento por experimentos. Esta última medida evitaría el uso de animales para estudios con poca potencia y, por tanto, experimentos no válidos y no reproducibles.
El inconveniente de este estudio es que podría alargar los tiempos experimentales y requerir más formación o métodos estadísticos. Sin embargo, en términos generales, este cambio permitiría mejorar la reproducibilidad en la investigación con animales, además de allanar el camino para reducir el uso de animales en la investigación y mejorar la estrategia de las ‘3R’.