Desde hace años, el problema mundial del sobrepeso y la obesidad se ha considerado más propio de las ciudades que de los pueblos debido al acceso a los servicios de alimentación, las opciones de transporte, las formas de ocio no físico y el tipo de trabajos poco exigentes que se realizan en zonas urbanas. Sin embargo, las investigaciones que apoyan esta hipótesis tienden a ser pequeñas y de corta duración, y están basadas en cálculos del índice de masa corporal (IMC), que valora si un individuo tiene un peso saludable para su estatura. Ahora, un artículo publicado en Nature desafía el paradigma predominante y afirma que la subida global del IMC observado en los últimos 30 años se debe en gran medida al incremento en las poblaciones rurales, en las que ha aumentado el consumo de alimentos de baja calidad. Los resultados revelan que en estos 33 años el IMC aumentó en un promedio de 2,0 kg/m2 en las mujeres y 2,2 kg/m2 en los hombres en todo el mundo, lo que equivale a que cada persona gane de 5 a 6 kg de peso.