La fiebre por el nuevo juguete de moda es tan intensa como en su día lo fueron los tazos, los tamagochis o los Pokemon. El spinner, un dispositivo girador que nació como remedio para mejorar la concentración y la ansiedad, es, a simple vista, un artilugio inofensivo. Si calma o no los nervios es otra cuestión. De hecho, uno de sus usos más extendidos es el de juguete. Por eso, la Organización de Consumidores y usuarios (OCU) recuerda que no está etiquetado como tal y que la buena parte de los giradores del mercado no tienen el marcado CE obligatorio, por lo que incumplen la Directiva de la Unión Europea. Además, recuerda la organización, aunque “a primera vista es solo un juguete sólido e inofensivo, un uso intensivo hace que se desprendan por sí solas las tapas que cubren los rodamientos”. Estas piezas son tan pequeñas que pueden “atragantar a los niños menores de tres años”. Por otra parte, según la OCU, no hay constancia "ningún control en cuanto al tipo de plásticos utilizados, aditivos, metales o compuestos orgánicos”. En esas condiciones, concluye la asociación, “los spinner no reúnen los requisitos de seguridad obligatorios para que los pequeños puedan jugar con ellos”.