La lectura puede agudizar el pensamiento analítico, mejorar la memoria o las habilidades sociales. En 1941 se estableció en el Diccionario Médico Ilustrado el término biblioterapia como tratamiento de las enfermedades nerviosas. En 2013, psicólogos estadounidenses hallaron que la ficción literaria aumentaba la capacidad de leer las emociones ajenas y el año pasado, un estudio hecho en Reino Unido e Italia que demostraba cómo la lectura de la saga Harry Potter hacía que los jóvenes tuvieran una disposición más positiva con respecto a minorías estigmatizadas, como los refugiados.