Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) asocia la exposición a la contaminación atmosférica durante el embarazo con anomalías cerebrales que pueden contribuir a una reducción en la capacidad cognitiva de niños y niñas en edad escolar. Asimismo, muestra que los niveles de polución vinculados a las alteraciones cerebrales estaban dentro de los valores considerados como seguros. En concreto, la investigación relaciona la exposición a la contaminación con dificultades en el control inhibidor (la habilidad que regula el autocontrol y el comportamiento impulsivo), lo cual se asocia con problemas de salud mental como el comportamiento adictivo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. La exposición a partículas finas durante la vida fetal se asoció con una corteza cerebral, la capa externa del cerebro, más delgada en varias regiones de ambos hemisferios.