Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Instituto de Salud Carlos III de Madrid han demostrado que la exposición a contaminantes orgánicos persistentes durante el embarazo, aunque sea a niveles bajos, puede afectar al desarrollo genital de los niños y ocasionar alteraciones del tracto reproductivo con importantes consecuencias en la madurez. Aunque la fabricación de esos contaminantes está en la actualidad severamente restringida o prohibida, todavía persisten en el medio ambiente, y diversos estudios han asociado la exposición durante el embarazo con distintos efectos adversos en el desarrollo y la salud de los niños.