El ejercicio físico es uno de los pilares sobre los que se sustenta un buen estado de salud. Pero el sedentarismo y la inactividad física afectan a más de la mitad de la población. María de la Parte, médico adjunto del Servicio de Pediatría y responsable de Cardiología Pediátrica del Hospital General de Villalba, asegura que el problema no empieza en la edad adulta. “La educación y la promoción de la actividad física deben empezar en edad preescolar, cifrándose la cantidad mínima diaria en la escuela de al menos media hora y preferiblemente de una hora. Mantener ese hábito reducirá el riesgo de patologías cardiovasculares en la edad adulta”. Un efecto debido a la “influencia favorable del ejercicio habitual sobre muchos factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, lipoproteínas aterógenas, peso y diabetes) y a la mejora de la capacidad física y la salud mental”.