Un nuevo estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) ha descubierto como los cambios en la dieta, como pueda ser la adición de antioxidantes, pueden compensar los efectos adversos de la exposición a altos niveles de contaminación atmosférica. En este contexto, la dieta mediterránea es una de las que cuenta con mayor cantidad de antioxidantes, gracias al consumo variado de alimentos, como son las frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, aceites de oliva, pescado y aves de corral.