Un dispositivo permite a los pacientes con accidente cerebrovascular mover sus manos

El sistema se compone de un mecanismo que contiene una serie de electrodos para detectar señales eléctricas en el cerebro, un ordenador que amplifica estas señales y una muñequera móvil que se ajusta sobre la mano paralizada.

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3 junio 2017 | 00:04 h
Un dispositivo permite a los pacientes con accidente cerebrovascular mover sus manos
Un dispositivo permite a los pacientes con accidente cerebrovascular mover sus manos
El accidente cerebrovascular es la causa principal de discapacidad adquirida entre los adultos, con alrededor de 700.000 personas en Estados Unidos que experimentan un episodio de este tipo cada año y entorno a siete millones de ciudadanos que conviven con sus secuelas. En las semanas sucesivas a un derrame cerebral, las personas recuperan algunas habilidades de forma rápida, pero su progreso suele estancarse después de unos tres meses.

"Hemos comprobado que una interfaz cerebro-ordenador usando el hemisferio que ha quedado intacto puede lograr una recuperación relevante en pacientes con ictus crónico"
Conscientes de las dificultades a las que se enfrentan estos pacientes, un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos) ha publicado un estudio en el que se revela que aquellos pacientes con accidentes cerebrovasculares que aprenden a controlar sus mentes, son capaces de mover sus manos paralizadas gracias a un sofisticado dispositivo tecnológico.

Los participantes de este proyecto entrenaron las regiones de sus cerebros que no habían sufrido lesión alguna para asumir, así, las funciones que realizaban aquellas áreas que sí habían padecido daño. El coautor del estudio y profesor de Neurocirugía, Neurociencia, Ingeniería Biomédica, Ingeniería Mecánica y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Washington, Eric Leuthardt, ha señalado que "hemos comprobado que una interfaz cerebro-ordenador usando el hemisferio que ha quedado intacto puede lograr una recuperación relevante en pacientes con ictus crónico".


Por su parte, Thy Huskey, profesor asociado de Neurología en la Escuela de Medicina y director del programa del Centro de Rehabilitación de Accidente Cerebrovascular en el Instituto de Rehabilitación de San Luis, ha explicado que "elegimos poner a prueba nuestro dispositivo en pacientes que tuvieron su primer derrame cerebral hace al menos seis meses porque no hay muchas ganancias que estén sucediendo a partir de ese punto". El propio Huskey revela que "algunos pierden la motivación, pero tenemos que seguir trabajando para encontrar tecnología que ayude a esta población de pacientes desatendida".

IPSIHAND, EL PERFECTO ALIADO

"Algunos pierden la motivación, pero tenemos que seguir trabajando para encontrar tecnología que ayude a esta población de pacientes desatendida"
Para llevar a cabo este complejo proceso entra en juego Ipsihand, un dispositivo diseñado por el equipo de científicos de la Universidad de Washington. Esta herramienta está compuesta de un mecanismo que contiene una serie de electrodos para detectar señales eléctricas en el cerebro; un ordenador que amplifica las señales que se transmiten desde este órgano y una muñequera móvil que se ajusta sobre la mano paralizada. Gracias a esta sinergia, el dispositivo detecta la intención del usuario de abrir o cerrar la mano paralizada y mueve la mano en forma de pinza.

Los participantes se sometieron a una evaluación inicial de sus habilidades motoras estándar y, posteriormente, lo hicieron cada dos semanas. La prueba que diseñaron los científicos de la universidad estadounidense midió la capacidad de agarrar, sujetar y pellizcar con sus manos y hacer movimientos grandes con sus brazos. Entre otras cosas, se pidió a los participantes que recogieran un bloque y lo colocaran encima de una torre, pusieran un tubo alrededor de un tubo más pequeño y movieran las manos a la boca.

Tras 12 semanas analizando el dispositivo, las puntuaciones de los pacientes aumentaron un promedio de 6,2 puntos en una escala de 57 puntos. "Un aumento de seis puntos representa una mejora significativa en la calidad de vida. Para algunas personas, esto representa la diferencia entre ser incapaces de ponerse los pantalones por sí mismos y poder hacerlo", concluye Leuthardt.
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