Con ayuda de la tecnología, esta iniciativa pretende rastrear a lo largo y ancho del país la presencia de norovirus, causante de la mayoría de gastroenteritis víricas. La idea no es nueva. Ya en 2013, investigadores de la FSA iniciaron este rastreo por el ciberespacio. Para ello, emplean, como patrón de búsqueda, los síntomas más comunes: vómitos, diarreas, dolor y malestar general.
“Siete de cada ocho veces podemos predecir con exactitud un brote durante la próxima semana”
Este tipo virus puede provocar complicaciones en colectivos como menores y ancianos. Su principal peligro reside en su alta capacidad de contagio. El norovirus se transmite a través de alimentos o por el contacto entre personas. Actualmente, una epidemia vírica llega a colapsar las urgencias de cualquier centro médico, ya que en apena dos días el contagio puede afectar a miles de personas. Este original rastreo empezó a través de Google. Al principio, los expertos se dedicaron a estudiar dónde y cuándo se realizaban por red búsquedas relacionadas con el virus y cómo vencerlo. Sin embargo, rápidamente coligieron que la mejor opción para establecer el mapeo eran las redes sociales. “Recogen lo inmediato, aquello que se está produciendo justo ahora”, ha explicado a la BBC uno de los investigadores implicados.
Y, entre todas, la red social más instantánea, Twitter. La FSA comparó todos los tuits que contenían términos como “sick” (en inglés, enfermo) y otras palabras clave como “vómito” y “fiebre” con las estadísticas oficiales. El descubrimiento, asombroso: “Nuestra estimación actual es que siete de cada ocho veces podemos predecir con exactitud un brote durante la próxima semana”, han declarado los responsables de la campaña.
Los datos extraídos de Twitter permiten a las autoridades poner en marcha campañas de prevención
Según detallan, los algoritmos utilizados en la investigación recorren el ciberespacio localizando una serie de palabras y frases claves relacionados con la infección del norovirus. La sencillez aparente de este proceso pasa por el acierto a la hora de seleccionar dichos términos de referencia. Por ejemplo, los vómitos de una embarazada o de una persona que ha consumido un exceso de alcohol no han de interferir en el análisis del rastreo. Por tanto, los investigadores deben excluir estos elementos problemáticos mediante palabras y frases muy concretas. Tanto esfuerzo persigue un gran fin: frenar el brote vírico. Los datos extraídos de Twitter permiten a las autoridades inglesas poner en marcha campañas de prevención mediante distintos soportes: medios de comunicación, vallas publicitarias y hasta Internet. Con ellas se recuerda a la población hábitos contra el contagio como lavarse las manos, cuidarse y reducir al mínimo el contacto innecesario con contagiados. Medidas que parecen simples, pero que evitan la extensión del brote y ahorra dinero al sistema de salud público.
OTROS CASOS
Resulta sorprendente cuánta información reportan las redes sociales respecto a los brotes de una epidemia. En Estados Unidos, así lo ha contado Trends in Microbiology, todos los días se escriben más de 500 millones de tuits relacionados con el virus del sida. Una cantidad que, según esta publicación, ayuda a prevenir la infección del VIH.
A diario se escriben más de 500 millones de tuits relacionados con el virus del sida
La explicación, como en el caso inglés, se debe a cómo funciona la psicología humana en redes. Las personas comparten sus estados de salud, especialmente en Twitter y Facebook. Los gobiernos, hospitales y otros departamentos de salud pública monitorizan estos comportamientos para saber dónde, cuándo y de qué modo se puede prevenir la transmisión del virus. Incluso, obtienen información sobre las personas que están a punto de exponerse a situaciones de riesgo de contagio; algo que, a su vez, abre un debate sobre los derechos de privacidad en Internet.TWITTER, UN “CHIVATO”
En varias ocasiones, la red social Twitter se ha comportado como un “chivato”. Otro caso relevante es del estudio realizado por la norteamericana Universidad de Pensilvania, que llevó a cabo una investigación sobre el ámbito psicológico de la comunidad tuitera y concluyó que existe una conexión entre las expresiones de emociones negativas (enfado, estrés o fatiga) en el ciberespacio con un mayor riesgo de sufrir problemas cardíacos. Así como lo contrario, las emociones positivas se asocian a un menor peligro cardiovascular. .
Para acometer este estudio, se compararon las estadísticas de enfermedades y fallecimientos coronarios en 1.300 regiones de Estados Unidos (el 88% del país) con los tuits publicados en dichas zonas durante dos años, realizando al mismo tiempo un análisis lingüístico de los sentimientos expresadas en ellos. De esta forma, los autores del trabajo descubrieron que en las áreas donde había preponderancia de mensajes negativos, se producían más fallecimientos por causa cardíaca.
Twitter, donde millones de usuarios comparten sus experiencias, pensamientos y emociones, se ha consolidado como una fuente indiscutible y valiosísima para investigaciones actuales y de futuro. La comunidad científica lee nuestros tuits. Atenta a todo y todos.