La obsolescencia tecnológica pone en peligro la evolución del sector sanitario

Las necesidades tecnológicas del sistema sanitario representan una traba para la correcta evolución del sector. El Dr. Pablo Valdés, vicepresidente de la SERAM, detalla a SaluDigital su visión.

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24 septiembre 2016 | 00:02 h
Un equipo de tomografía computarizada (TAC) customizado para niños.
Un equipo de tomografía computarizada (TAC) customizado para niños.
La evolución tecnológica ha sacudido en los últimos años a prácticamente todos los sectores de la sociedad debido a su rápida progresión. De esta manera, cada ámbito se ha visto obligado a adaptarse a estos cambios ya que, como está diseñado el modelo actual, quedarse atrás lleva consigo un retroceso que puede afectar negativamente, aunque depende en buena parte del sector que se analice.

Si nos centramos en el ámbito de la Sanidad, la comunidad científica lleva años denunciando la obsolescencia a la que se enfrenta actualmente la tecnología sanitaria. Es el caso de organismos como la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), cuyo vicepresidente, el Dr. Pablo Valdés, ha declarado a SaluDigital.es que estamos ante “un problema real que está afectando a los trabajadores sanitarios, a los pacientes, a la industria y a las propias sociedades científicas”.

Son las comunidades autónomas las que tienen la competencia para la adquisición de equipamientos para el sistema público sanitario
Y es que, para hacer estas declaraciones, los distintos profesionales se acogen a recientes informes y estudios de ámbito nacional e internacional que apuntan a que “un alto porcentaje de los equipos de los centros hospitalarios españoles están obsoletos”, como así afirma el vicepresidente de la SERAM, quien recalca que “prácticamente ningún valor estaba dentro de los parámetros internacionales”.

De hecho, Valdés ha querido alertar de que España es un país “sin apenas normativas” que regulen este tipo de dispositivos ya que “no existe una legislación clara que determine cuando un equipo está obsoleto o no”.

CUESTIÓN DE COMUNIDADES AUTÓNOMAS

El control de la antigüedad de los equipos tecnológicos queda básicamente en el aire en el sistema sanitario español. Así, es probable encontrar en el territorio nacional equipamiento, de resonancias por ejemplo, que lleva 10 o 15 años trabajando. “Aunque esto no signifique que la tecnología fuera obsoleta, comparándolo con países como Francia donde los concursos públicos establecen que los equipos no puedan tener más de 5 años”, apunta el Dr. Pablo Valdés.

El equipo tecnológico de Radiología suele actualizarse cada ocho o diez años. Ante ello, “si no inviertes en ese momento, tu equipo cumple más de diez años y empieza a quedarse obsoleto”
Y como a nivel estatal no existe una regulación clara, finalmente son las comunidades autónomas las que tienen la competencia para la adquisición de equipamientos para el sistema público sanitario, por lo que, dependiendo de las necesidades, cada una lo realiza de una manera distinta.

Asimismo, el descontrol llega a tal punto que incluso los propios hospitales, de manera individual, deciden qué hacer con los aparatos. Por ejemplo, el Hospital Costa del Sol de Marbella, donde ejerce Valdés, “donde a través de un comité local se realiza la compra”. Otro ejemplo es el de otros hospitales donde es el propio jefe de servicio quien transmite su necesidad al gerente, momento tras el cual puede que se haga efectiva una compra específica o una para toda la comunidad autónoma.

Ante esta situación, y como no existe una regulación tras la que se pueda conocer qué equipos deben renovarse o cuando se considera que un equipo es obsoleto, los profesionales consideran que “sería importante fijar al menos una serie de recomendaciones” ya que hasta ahora se atiende alo que aconsejan expertos y documentos internacionales.

LA RADIOLOGÍA, ESPECIALMENTE AFECTADA

Si se atiende a las especialidades que en mayor o menor grado sufren este problema, los profesionales coinciden en que es una cuestión “muy variable” que depende de cada comunidad autónoma. Así, es común encontrar hospitales “que están bien, otros regular y algunos muy mal”.

Según el vicepresidente de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), su especialidad “no está muy bien”. El Dr. Pablo Valdés apunta que “el problema de la radiología es que depende de inversiones puntuales muy grandes”, contexto que durante los últimos años se ha visto agravado por la reducción de las inversiones en materia sanitaria.

Así, Valdés avisa que se da “una situación crítica” por lo que es necesaria “una política de actualización del equipamiento ya que hasta ahora no existe”. Y es que, el equipo tecnológico de radiología suele actualizarse cada ocho o diez años. Ante ello, “si no inviertes en ese momento, tu equipo cumple más de diez años y empieza a quedarse obsoleto”.

PERJUDICADA TODA LA COMUNIDAD MÉDICA

Dejar pasar este complejo escenario y no afrontarlo de manera radical conllevaría a que la comunidad científica se viera profundamente afectada. En primer lugar, los profesionales afronta dificultades “cada día” puesto que si no se cuenta con una buena tecnología, “no se logra conseguir un buen diagnóstico”. Además, se suman problemas de seguridad ya que los equipos que se van quedando más antiguos “proporcionan una radiación mucho mayor, con el riesgo de que pueda permanecer en el paciente para siempre”, comenta el Dr. Pablo Valdés.

En este sentido, entra en juego el segundo actor perjudicado: el paciente. Arguye Valdés que “un equipo moderno, que sea seguro y que cuente con los mejores sistemas de aplicación de dosis” lograría reducir considerablemente la espera del paciente y conseguir un mejor diagnóstico.

En el caso de que los dispositivos hubiera que darlos de baja, han de retirarse completamente del mercado atendiendo a unas normativas específicas
Además, a todo esto hay que sumarle que “la mayoría de las veces se eligen los equipos dependiendo del precio y no de las características técnicas”. O, por ejemplo, cuando llega el momento de realizar tareas de mantenimiento, según Valdés “se están contratando mantenimientos más baratos y peores”.

Por ese motivo, los profesionales quieren poner el foco en que realizar este tipo de inversiones, a la larga suponen un ahorro. “Si inviertes un año, ese equipo dura más de 5 años, tiempo en el que se logra mejorar la calidad diagnóstica, la productividad de las salas y atender a más paciente en menos tiempo”. Es decir, será mejor tener una visión a largo plazo, realizando un buen diagnóstico una vez antes que cinco o seis pruebas.

RECICLAJE ¿RENTABLE?

Según ha indicado el Dr. Pablo Valdés, sí que existe una normativa específica para el reciclaje de estos aparatos debido a que cada uno cuenta con unas características únicas y unos materiales específicos. En este sentido, si se comprueba que un equipo, a pesar de estar obsoleto, se puede reutilizar, “se puede hacer” ya que existe “un mercado de compra-venta de equipos de segunda mano”.

Por otra parte, en el caso de que los dispositivos hubiera que darlos de baja, han de retirarse completamente del mercado atendiendo a unas normativas específicas. Ocurre incluso que en ocasiones se envían estos equipos al extranjero dirigido a países con menos recursos. No obstante, el Dr. Valdés considera que “a veces, resulta más caro y complicado enviar el equipo a otro país que comprar uno nuevo”. Así, el vicepresidente de SERAM afirma que este mercado de segunda mano o el reciclaje, se produce “más en las clínicas privadas, antes que en el sistema sanitario público”.
Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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