“La neuroimagen permite detectar cambios asociados a la fase preclínica del alzhéimer”

Juan Domingo Gispert, responsable de la Unidad de Neuroimagen de la Fundación Pasqual Maragall.

logo squared 200x200
29 abril 2017 | 00:01 h
“La neuroimagen permite detectar cambios asociados a la fase preclínica del alzhéimer”
“La neuroimagen permite detectar cambios asociados a la fase preclínica del alzhéimer”
Las técnicas de neuroimagen han progresado mucho desde el inicio del nuevo milenio. Actualmente, los investigadores pueden detectar cambios cerebrales asociados a la fase preclínica de la enfermedad mediante los resultados obtenidos con la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones (PET) de beta-amiloide o tau, entre otras técnicas.

Con el objetivo de avanzar en las fases preclínicas del alzhéimer, en 2012 la Fundación Pascual Maragall puso en marcha el Estudio Alfa con el impulso de la Obra Social «La Caixa», el proyecto más importante en España en detección precoz y prevención del alzhéimer, ya que concentra el mayor número de participantes sanos, más de 2.700 voluntarios. Asimismo, también es el más avanzado tecnológicamente, ya que cuenta con múltiples pruebas combinadas, como la neuroimagen, y el análisis genético. Desde SaluDigital hemos hablado con el responsable de la Unidad de Neuroimagen de la Fundación Pasqual Maragall, Juan Domingo Gispert, que nos ha hablado sobre el futuro de la neuroimagen en la detección precoz del alzhéimer.

¿Qué supone la neuroimagen en la detección precoz del alzhéimer?

Es un conjunto de técnicas que nos permiten visualizar como es el cerebro o qué procesos biológicos o patológicos están teniendo lugar en un cerebro que está vivo. Es una de las pocas herramientas que tenemos para evaluar que está ocurriendo allí.

“Si las personas adoptásemos estilos de vida saludable, podríamos evitar hasta un tercio de los casos de alzhéimer”
Con respecto al alzhéimer, nosotros utilizamos la neuroimagen para caracterizar la fase preclinica de la enfermedad de Alzheimer. Esta enfermedad tiene dos características patológicas propias: la presencia de proteína tau y la presencia de placas de proteína beta-amiloide. Hasta 20 años antes de que aparezcan los síntomas ya están presentes esas placas beta-amiloides en personas que están perfectamente sanas.

Estos20 años suponen una fase preclínica que entendemos que puede ser una ventana a la prevención en la demencia. Nos permitiría identificar personas con esas alteraciones en el cerebro, evaluarlas y ver si somos capaces de desarrollar fármacos que controlen esto para así conseguir frenar la aparición de los síntomas de la enfermedad.

¿Estudiar la fase preclínica es lo que están haciendo a través del Estudio Alfa?

Esta investigación empezó en 2012, se trata de un estudio de cohorte. Para su ejecución, hemos reclutado a unos 3.000 voluntarios sanos, con el objetivo de estudiar esta fase preclínica de la enfermedad y, en aquellos voluntarios que lo deseen, que participen en el ensayo de fármacos para prevenir la aparición de la fase clínica de la enfermedad, de los síntomas.

¿Qué técnicas de neuroimagen están utilizando para llevar a cabo este trabajo?

Utilizamos la tomografía por emisión de positrones (TEP). Esta técnica combinada con un trazador específico nos permite ver la distribución espacial de las placas de beta-amiloide en el cerebro. Además de la TEP, utilizamos técnicas de resonancia magnética para evaluar otros parámetros cerebrales, por ejemplo, si hay atrofia en ciertas áreas o la presencia de ciertas lesiones que puedan jugar un papel en esta fase preclínica.


¿Qué evalúan, entonces, en los voluntarios sanos que participan en el Estudio Alfa?

Cada dos o tres años les llamamos para hacerles una batería de pruebas y, a su vez, vemos la evolución de varios parámetros a lo largo del tiempo. Uno de ellos es a través de la neuroimagen, pero también medimos la historia clínica, el perfil genético y los fármacos que toman, además de realizarles encuestas de estilo de vida, entre otras acciones.

¿Y qué resultados tienen hasta ahora?

Aunque en este tipo de estudio los resultados más interesantes aparecerán en torno a 10-15 años, desde el primer momento se están analizando datos, lo que nos ha permitido contribuir con información nueva que ha sido publicada en revistas especializadas.

Sabemos que hay un gen, que es el de la ApoE, que confiere cierto riesgo genético para desarrollar la enfermedad. Hemos visto que las personas que son homocigotas de ese gen, con dos copias de riesgo, tienen más riesgos de presentar lesiones vasculares en el cerebro. Ante este hecho, una de las contribuciones que hemos realizado es que parte de ese riesgo se ejerce a través de factores vasculares. Por este motivo, para estas personas de riesgo genético, la recomendación es que deberían cuidarse especialmente los factores de riesgo para el alzhéimer como son los factores cardiovasculares, como por ejemplo la hipertensión.

No obstante, lo que ocurre es que ese riesgo realmente lo tiene todo el mundo, ya que se estima que si las personas adoptásemos estilos de vida saludable, como evitar el sobrepeso, la hipertensión, hacer una dieta equilibrada y tener una vida intelectual activa…, podríamos ahorrarnos hasta un tercio de los casos de alzhéimer. Entonces, como los perfiles genéticos no lo podemos cambiar, lo que podemos hacer todos es adoptar estilos de vida sana.

¿Cuál es el futuro de la neuroimagen en la prevención del alzhéimer?

El coste social de la enfermedad del alzhéimer en los países ricos (del primer mundo) equivale a un 1,25% del PIB
Hay dos cosas que van a ir pasando en el futuro. Por un lado, vamos a ser capaces de ver más procesos biológicos y patológicos que ocurren en el cerebro. Ahora podíamos visualizar la patología amiloide, también la patología tau, pero poco a poco vamos a ser capaces de detectar en el cerebro otros procesos patológicos que están asociados a otras enfermedades neurodegenerativas, y que ahora solo se pueden evaluar por autopsia post mortem. Sabemos que están ahí y que tienen un rol importante en los procesos neurodegenerativos pero no podemos mirarlo en cada paciente de manera individual.

Por otro lado, la PET es complicada de aplicar en la rutina clínica en poblaciones grandes, porque es muy cara y poco accesible. Entonces en el futuro se van a conocer técnicas de neuroimagen que permitan acceder a esa información, pero con técnicas menos invasivas y mejores para hacer una evaluación rutinaria del paciente y de sujetos para la investigación.

Los datos de incidencia del alzhéimer lo colocan en un tema de primer orden para nuestros políticos respecto a la sostenibilidad del SNS

El coste social de la enfermedad del alzhéimer en los países ricos (del primer mundo) equivale a un 1,25% del PIB, por lo que el coste social es brutal. El número de afectados se espera que se triplique en 2050. Esto pone el sistema en un verdadero riesgo de colapso. Nosotros estamos trabajando para mejorar las técnicas y que esto no ocurra, y para ayudar a desarrollar fármacos que modifiquen el curso de la enfermedad e intentar prevenir la aparición de los síntomas.
Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído