La guanidina, el nuevo agente antibacteriano contra las infecciones hospitalarias

Un estudio demuestra la idoneidad de este derivado del guano como recubrimiento antibacteriano de las sondas empleadas en el tracto urinario.

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3 diciembre 2016 | 00:02 h
Bacteria.
Bacteria.
No alcanza en lujo a la plata, pero sí la iguala como agente antibacteriano. “Y resulta más económica”, el profesor Enrique Rodríguez Castellón habla de la guanidina, un compuesto de nitrógeno muy común, derivado del guano (dable en los excrementos de muchas especies animales), que ahora puede revolucionar la esterilización de instrumental médico. Porque, según un reciente estudio conjunto de la Universidad de Málaga (UMA) y la de Buenos Aires (en Argentina), un recubrimiento superficial de guanidina evita la proliferación de bacterias en los catéteres y sondas urinarias hechas con policloruro de vinilo (PVC).

La novedosa capa de guanidina elimina cualquier posible rugosidad en el material plástico. Así se evita la aparición y presencia de microorganismos en los pequeños resquicios u oquedades del polímero. “Pero el problema es fijarla”, asegura Rodríguez Castellón; “para incrustar la guanidina (encargada de realizar esta acción antibiótica), antes hay que crear un complejo entramado”.

La guanidina es un compuesto de nitrógeno muy común, derivado del guano
La “arquitectura molecular” a la que alude este profesor de la UMA parte de un compuesto de silano (contiene silicio): “usándolo damos forma a una serie de moléculas intermedias”. Éstas se adhieren al polímero en cuestión mediante “fuertes enlaces covalentes”. Finalmente, tiene lugar la fijación de la guanidina al PVC. No todos los materiales, explica Rodríguez Castellón, son susceptibles de ser sometidos a este tratamiento: “Los metales, por ejemplo, no”. Sí, en cambio, los componentes de aleación plástica, como las sondas empleadas para el tracto urinario.

PROCESO DE CONFECCIÓN

Preguntado sobre cómo actúa la guanidina, el profesor contesta: “Atraviesa la membrana citoplasmática para combinarse con los fosfolípidos y evitar de este modo el crecimiento bacteriano”. La acción antimicrobiana requiere de un proceso de preparación previo. “Primero, se prepara el material; en nuestro caso, el catéter”, explica Rodríguez Castellón, que añade, “la guanidina no queda como una pintura o lámina, sino que verdaderamente se incrusta en la superficie del polímero”.


El estudio de la carga bacteriana se realiza antes y después de tratar la superficie
Una vez “incrustada” la guanidina, los expertos realizan un estudio de caracterización, para medir las propiedades mecánicas y resistentes: “La plasticidad podría variar”. Por eso, ésta se comprueba con una avanzada técnica llamada espectroscopia fotoelectrónica de rayos X (XPS), el método de análisis de superficies más utilizado actualmente, debido a que ofrece información detallada de la química de compuestos y, además, puede ser utilizada en muestras de tan sólo 10 nanómetros; medida equivalente a diez mil veces el grosor de un cabello.

Por último, “y tras comprobar que la guanidina quedó completamente fijada al PVC”, resulta preciso chequear la carga microbiológica. “Sí”, afirma el profesor, “el estudio bacteriano se lleva a cabo antes y después de tratar el material, así establecemos comparación”. Y los resultados que arroja el estudio son “positivos”: el recubrimiento impide la adhesión bacteriana en el catéter. Algo que abre la vía a que, según el caso, siempre que no intervengan otros fluidos que lo imposibiliten, en el futuro puedan reutilizarse algunos instrumentos médicos.

ALGO MÁS QUE AHORRO

Hasta ahora, el recubrimiento con lámina plata había sido el método más exitoso para evitar la adhesión bacteriana. De hecho, es la tecnología que durante la última década ha frenado la proliferación de microorganismos en las encimeras de las cocinas. Sin embargo, la guanidina supone un importante ahorro.


Aunque Rodríguez Castellón no centra el foco exclusivamente en el ámbito económico: “Obviamente, provocará un menor coste en instrumental médico, pero principalmente evitará infecciones”. Siempre que un cuerpo o sustancia ajena (como puede ser un catéter) entra en contacto con el organismo, la persona corre el riesgo de padecer infección bacteriana.

El 7% de la población hospitalizada sufre infecciones microbianas durante su estancia ingresada
Este problema dificulta sobre manera el trabajo de los profesionales sanitarios.Y es que el 7% de la población hospitalizada, dicen los datos de la Sociedad española de medicina preventiva, salud pública e higiene (en su ‘Estudio de prevalencia de las infecciones nosocomiales en España'), sufre infecciones microbianas durante su estancia en el complejo médico.

Reducir esta cifra provocaría una gran mejora en la calidad de vida de los pacientes y evitaría muchas de las complicaciones bacterianas derivadas de intervenciones quirúrgicas. “Lo que también, a la larga, se traducirá en ahorro, ya que el paciente pasará menos días hospitalizado”, razona Rodríguez Castellón.

DESARROLLO A FUTURO

“El siguiente paso es afrontar la realización de estos catéteres en serie”, pero para ello, afirma el profesor, debe implicarse una industria “con la capacidad de desarrollar la tecnología necesaria”. El estudio ya ha probado la eficacia del catéter. Cuando se comercialice y llegue al paciente, supondrá un ahorro económico, pero también una disminución en el número de infecciones hospitalarias. “En definitiva”, como explica el profesor Rodríguez Castellón, “más salud y mejor calidad de vida para las personas”. Y eso vale más que la plata.
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