El camino hacia el nanomarcapasos

La estimulación eléctrica del corazón ha evolucionado a un ritmo exponencial en los últimos años hasta posibilitar el nanomarcapasos, que podría ser una realidad en unos meses.

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2 julio 2016 | 00:01 h
El camino hacia el nanomarcapasos
El camino hacia el nanomarcapasos
Un chip cuatro veces más pequeño que un grano de arroz, que se introduce por una vena, y que, por GPS envía, en tiempo real, información al móvil del médico sobre el estado del paciente. Así de fácil, para algo tan importante como que el corazón no deje de latir al ritmo mínimo que necesita una persona para seguir viviendo con normalidad (o, lo que es lo mismo, para combatir la bradicardia, una enfermedad que hace que el corazón vaya más lento de lo habitual y no bombee la sangre y el oxígeno suficiente).

Los primeros marcapasos pesaban más de 50 kilogramos, el nanomarcapsos apenasunas décimas de gramo
Así funciona el nanomarcapasos, diseñado por el investigador colombiano Jorge Reynolds, curiosamente uno de los padres de los primeros marcapasos, que surgieron allá por los años 50 del siglo XX. Para entender la evolución entre aquellos primeros dispositivos y este nuevo invento, basta con un dato: El primer marcapasos pesaba más de 50 kilogramos, el nanomarcapasos, apenas unas décimas de gramo.

“El avance ha sido exponencial. Hay que tener en cuenta que el perfil de personas que usan estos dispositivos tiene una media de 73 o 74 años, y conseguir marcapasos cada vez más modernos es fundamental para mejorar, más que su supervivencia, su calidad de vida”, señala Óscar Cano, vocal de la Sección de Estimulación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en declaraciones a SaluDigital.es.

De momento, el nanomarcapasos es sólo un proyecto, aunque Reynolds asegura que podrá implantarse el primero en apenas unos meses. Mientras tanto, sin embargo, los profesionales sí que están usando ya en los hospitales marcapasos de última tecnología, cuya implantación es mínimamente invasiva, gracias a su minúsculo tamaño, y apenas requiere de unas horas de ingreso.


MARCAPASOS SIN CABLES

“El perfil de personas que usan estos dispositivos tiene una media de 73 o 74 años, y conseguir marcapasos cada vez más modernos es fundamental para mejorar, más que su supervivencia, su calidad de vida”
De hecho, el Hospital Infanta Cristina de Badajoz, fue el primero de España en el que se implantó hace dos años Nanostim, el primer marcapasos sin cable del mundo, que puede colocarse directamente en el corazón, evitando así el llamado bolsillo quirúrgico, la cicatriz y los electrodos necesarios en los pacientes que llevan marcapasos convencionales.

“Los primeros marcapasos para regular el ritmo cardíaco eran externos, y requerían que un cable llegara hasta el ventrículo, que era lo único que podían estimular. Además, no eran capaces de controlar cuándo tenían que actuar y cuando no, sino que estimulaban siempre a un ritmo concreto”, indica Cano.

Todo esto ha quedado solucionado con las últimas tecnologías. Ahora, los marcapasos son implantables (se introducen por la clavícula o por una vena de la ingle), no llevan cables (estimulan desde el interior del corazón) y permiten ajustar la cantidad exacta de electricidad que llega al corazón (al ventrículo, pero ahora también a la aurícula), puesto que la dificultad de que el corazón funcione al ritmo adecuado suele estar provocada por un problema de electricidad del órgano.

Uno de los últimos marcapasos lanzados por la compañía Boston Scientific, incluso, monitoriza la respiración del paciente, adaptando la estimulación cuando, por ejemplo su respiración se acelera al realizar ejercicio. Además, este marcapasos permite enviar información de forma inalámbrica a los profesionales sanitarios, de forma similar a como lo hace el nanomarcapasos, aunque con una tecnología diferente.


BATERÍAS Y MONITORIZACIÓN EXTERNA

El nanomarcapasos no necesita una batería, porque se alimenta de la propia electricidad que emite el corazón al latir
“La monitorización remota de los marcapasos es una realidad desde hace varios años ya, y es importante, porque el hecho de que los pacientes pueden enviar información por Internet y que los médicos realicen su seguimiento sin necesidad de que el paciente acuda al hospital ha disminuido las visitas a urgencias, como demuestran diversos estudios”, añade el portavoz de la SEC, quien recuerda además que los nuevos marcapasos suelen ser también, en su mayoría, compatibles con otras pruebas diagnósticas como la resonancia magnética, “aunque siempre en unas determinadas condiciones”, lo que antes suponían un impedimento para las personas que portaran marcapasos.

Otra de los hitos en la evolución del marcapasos (en España suelen implantarse unos 35.000 al año, según las últimas estimaciones oficiales) es la evolución de la batería. En este sentido, se ha pasado de marcapasos alimentados por corriente eléctrica alterna (a través de un enchufe), a dispositivos con baterías minúsculas, que pueden durar hasta 10 años (algo que no se ha podido comprobar aún, dado que son dispositivos tan modernos que nadie los ha tenido implantados tanto tiempo por ahora).



El nanomarcapasos de Reynolds, queriendo ir más allá aún, promete no necesitar recarga puesto que, mediante una serie de componentes piezoeléctricos, se recargará automáticamente con la propia electricidad emitida por el corazón al latir.

“Por aquí es por donde va el futuro del marcapasos, por la miniaturización de los dispositivos, por la ausencia de cables, y por la duración casi infinita de sus baterías. Todo ello permitirá al marcapasos conseguir un funcionamiento mucho más fisiológico y cercano al funcionamiento normal de un corazón”, afirma Óscar Cano.

MEMBRANAS Y FLEXIBILIDAD

Y es que, junto a Reynolds, hay otros muchos investigadores que sueñan con lograr dispositivos para el corazón mucho más innovadores que los actuales, logrando simplificar al máximo su utilización. Como si fueran pequeños accesorios que, no obstante, permitan a quienes los porten seguir con vida.

Así un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois y la Universidad de Washington, en Estados Unidos, desarrollaron recientemente una especie de membrana de silicona que envuelve el corazón y que puede emitir estímulos eléctricos cuando siente que se va a producir un ataque al corazón, una arritmia, o simplemente se va a desacelerar su ritmo cardíaco habitual.



Por su parte, Canan Dagdeviren, investigador de la Universidad de Harvard, también en Estados Unidos, lleva años trabajando en la “tecnología flexible”, y ha logrado diseñar una especie de tirita que, adosada al corazón, también permitirá estimularlo ante ritmos cardíacos anómalos así como retroalimentarse con la energía que desprende el propio órgano. Estos últimos inventos, no obstante, no prometen convertirse en realidad al menos hasta dentro de una década. Sin embargo, el colombiano Jorge Reynolds puede, en sólo unos meses, revolucionar el mundo de la estimulación cardíaca con su nanomarcapasos, el siguiente paso en el camino.
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