Sin embargo, no hace falta padecer obesidad para estar en riesgo, sino que basta con estar en límite del sobrepeso, es decir, contar con un índice de masa corporal (IMC) de entre 25 y 29,9 (ya que 30 supone obesidad). Así lo establece un estudio de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos).
Un peso sano sería cualquiera que se encuentre en un IMC de 20 a 25
Para ello, los investigadores analizaron datos de 68,5 millones de personas de 195 países en relación a sus enfermedades relacionadas con el IMC entre 1990 y 2015 según la edad, el sexo y el país.En cambio, consideraron como “peso saludable” cualquiera que se encuentre en un IMC de 20 a 25. Para lograrlo, es necesario recurrir a una dieta equilibrada y saludable restringida en calorías, y hacer ejercicio de manera regular.
El equipo del estudio también concluyó que “los resultados muestran que tanto la prevalencia como las enfermedades como consecuencia de un alto IMC están aumentando a nivel mundial, por lo que nuestros hallazgos destacan la necesidad de la aplicación de nuevas soluciones para reducir esta prevalencia”.
En definitiva, el aumento del IMC fomenta una serie de enfermedades, entre las que se encuentran las patologías crónicas, los accidentes cerebrovasculares, la cardiopatías, cáncer, y los trastornos muscoloesqueléticos; y es responsable, en última instancia, de un gran número de muertes.
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