Y es que, al contrario que otras, las últimas investigaciones nutricionales e incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) le han atribuido grandes beneficios para la salud del organismo y más concretamente, para el corazón.
"El adelgazamiento quizás no es tan rápido que con cualquier otra dieta, pero por lo general, es una forma más segura y permanente que no cuenta con efectos adversos"
“Hay casi 20 países que bordean el Mediterráneo y cada uno tiene una versión diferente de los alimentos específicos que se encuentran en este tipo de alimentación, aunque todos tienen rasgos en común”, explica el doctor Donald Hensrud, director del Programa de Vida Saludable de la Clínica Mayo.
Los factores comunes de una diete mediterránea incluyen verduras, frutas, legumbres, granos enteros y nueces; así como aceite de oliva, proteínas animales con un mayor énfasis en el pescado, vino tinto y productos lácteos.
Por otra parte, se encuentran los resultados visibles de esta dieta en cuanto a la pérdida de peso. De hecho, una investigación publicada en la revista The Lancet demostró que los participantes del estudio que siguieron una dieta mediterránea con altos niveles de aceite de oliva y frutos secos perdieron más peso que los que siguieron una dieta baja en grasa.
“Aunque no hay ninguna regla sobre la cantidad de aceite de oliva que se debe consumir, lo más indicado está entre una y cuatro cucharadas diarias”, indica también el doctor Hensrud.
En definitiva, según este especialista, “el adelgazamiento quizás no es tan rápido que con cualquier otra dieta de moda, pero por lo general, es una forma más segura y permanente que no cuenta con efectos adversos”.
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