¿Por qué hay que incluir las grasas (buenas) en nuestra dieta?

Son imprescindibles para el cuidado de nuestro cuerpo, pero el miedo a las grasas en una alimentación saludable hace que las apartemos de nuestro menú.

Estetic
16 febrero 2017 | 12:30 h
¿Por qué hay que incluir las grasas (buenas) en nuestra dieta?
¿Por qué hay que incluir las grasas (buenas) en nuestra dieta?
¿Incluir más grasas en nuestro menú semanal? Por supuesto. Son muchos los nutricionistas que han dejado clara la importancia de no olvidar las grasas a la hora de comer de forma saludable, sobre todo en épocas en las que las temperaturas extremas están a la orden del día, como ocurre en invierno.

Hablamos de las grasas buenas, aquellas que encontramos en alimentos naturales y no procesados, y que son las responsables de aportar beneficios a nuestro cuerpo.

Entre estos beneficios se encuentra el aporte de energía, puesto que su cantidad justa de calorías son el combustible principal para aportarnos energía durante todo el día; la grasa y el colesterol son los principales elementos que mantienen en buen funcionamiento nuestro cerebro, con lo que es importante añadir estas grasas a nuestra alimentación; y están cargados de nutrientes beneficiosos, como la vitamina A (que mejora la vista), vitamina D (para el sistema inmunológico), vitamina K (para los huesos) o vitamina E (antioxidante que nos protege de efectos adversos).

"Los alimentos con grasas buenas son el combustible principal para aportar energía durante todo el día"
Por eso, desde Kaiku Sin Lactosa nos cuentan cuáles son los alimentos más “grasientos” (en el buen sentido de la palabra) y las razones de por qué debemos incorporarlos al menú semanal.

1. Aguacates. Son esenciales en una dieta sana y es que contienen tantas grasas saludables o más que muchos alimentos animales. Esenciales a la hora de tener una buena salud cardiovascular.

2. Frutos secos. Proteínas, vitamina E y ácidos grasos no saturados son sólo algunos de los nutrientes de las nueces, cacahuetes, avellanas… Importante seleccionar aquellos que estén en su “estado natural”, lejos de azúcares y aceites.

3. Yogur y queso. Los lácteos como los yogures y el queso son estupendas opciones a la hora de nutrirse de proteínas y grasas saludables en formatos diferentes al clásico vaso de leche. Una loncha de queso equivale en nutrientes a un vaso de leche, por otro lado el yogur (en esta ocasión nos podemos decantar por los no desnatados) aportan un extra con su acción probiótica. Además, existen las opciones sin lactosa, que ayudarán a mantener la carga de grasas sanas pero con un componente más ligero.

4. Chocolate negro. Cuando los caprichos son en realidad una forma de cuidarse, entra el chocolate negro, fuente de grasas sanas que ayudan a proteger nuestro corazón y evitar problemas cardiovasculares.

5. Huevos. La teoría de que no es recomendable tomar huevos se ha convertido en un mito, y es que consumir huevos por la mañana ayuda a cargar de energía el cuerpo durante el día y su efecto saciante mantiene los antojos de media mañana a un lado. Los huevos de gallina ecológicos son la mejor apuesta puesto que tienden a aportar más ácidos grasos omega-3 que los huevos regulares.

6. Semillas. Coronados como superalimentos, las semillas de chía, de calabaza o de sésamo son perfectas a la hora de incorporar grasas saludables en nuestra alimentación, gracias a su contenido en ácidos grasos omega-3. Además, son una fuente de proteínas, fibra, hierro y magnesio.


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