Desde la Academia Americana de Dermatología (AAD), la dermatóloga Arianne Shadi Kourosh nos alerta de que los factores ambientales pueden dañar la piel de múltiples maneras, ya sea por quemaduras producidas por los rayos UVB, la pigmentación desigual que ocasionan los rayos YVA, o el incremento de los vasos sanguíneos por culpa de la exposición UV.
"Ningún cosmético o procedimiento dermatológico puede revertir completamente los efectos a largo plazo de la falta de protección solar"
“Ningún cosmético o procedimiento dermatológico puede revertir completamente los efectos a largo plazo de la falta de protección solar”, asegura esta especialista. “El mejor protector dependerá de la genética, el medioambiente y el estilo de vida, por lo que es mejor consultar con un dermatólogo cada caso concreto”.
Eso sí, es importante utilizar un producto de amplio espectro que proporcione protección UVA y UVB con un FPS superior a 30. En este sentido, la doctora Kourosh recomienda cremas solares que contengan óxido de zinc o dióxido de titanio como fuente de protección de amplio espectro, especialmente en aquellas pieles más sensibles.
“Las formulaciones con antioxidantes también mejoran el tono de la piel y el envejecimiento causado por la acción de los radicales libres, la luz infrarroja y la contaminación”, indica.
Por otra parte, una vez que empiece el calor tampoco habrá que olvidar el sombrero y las gafas de sol, así como el uso de ropa de algodón que nos proteja de los rayos del sol. Y, por último, aplicarse el protector cada dos horas o cada menos tiempo si se está cerca del agua o de la arena.
“Si quieres una piel sana y con una apariencia joven, es mejor prevenir ahora que tratar de corregir más adelante, por lo que será necesario no pasar por alto ninguna recomendación dermatológica”, concluye la doctora Kourosh.
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