Sin embargo, si padecemos diástasis, los abdominales clásicos no harán más que abultar más el volumen del abdomen, ya que cada vez que se realiza un abdominal se produce un aumento de presión en el abdomen que separa los músculos rectos abdominales e impiden la unión de la línea alba.
Y es que, la diástasis es la separación de los rectos abdominales con rotura de la línea alba provocando un desplazamiento de los órganos internos y eso es lo que nos impide tener un vientre plano.
"Cuando cogemos peso, las vísceras digestivas empujan a los abdominales, lo que produce la rotura de la línea alba"
Por eso, cuando cogemos peso, las vísceras digestivas empujan a los abdominales, y esta tensión produce una rotura de la línea alba y una posible hernia umbilical. Al dañarse la zona central, el abdomen será mucho más voluminoso, por no poder contener bien el aparato digestivo, y aparecerán problemas de espalda, digestiones pesadas u otros problemas asociados.Además, según explica Rafael Vicetto, fisioterapeuta y especialista en postparto, “aunque cualquier persona puede sufrir la diástasis, esta posibilidad aumenta considerablemente entre las mujeres embarazadas. El cuerpo cambia durante la gestación, existiendo un crecimiento delútero que alberga al bebé lo que da lugar a la diástasis. Tras el parto en una minoría de mujeres el abdomen vuelve a su lugar, sin embargo, en el 80% no mejora de forma natural y persistirá un volumen en el abdomen similar al de una embarazada de 4 meses”.
Para recuperar el abdomen y conseguir un cierre de la diástasis abdominal hay que descartar los abdominales tradicionales y completar un tratamiento específico, así como seguir unos consejos para el día a día, dejando de lado ejercicios perjudiciales y cicatrizando la zona lesionada.
En esta línea Stopdiástasis ha diseñado un programa basado en ejercicios sencillos y una faja abdominal que unido a un seguimiento profesional ofrecen un resultado en seis semanas.
No obstante, el diagnóstico es fundamental para saber qué ejercicios hay que realizar para recuperar la salud.
¿Cómo saber si tenemos diástasis? Tumbado boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies en el suelo. A continuación, situamos la mano plana en el ombligo y levantamos ligeramente la cabeza. Si existe un espacio y los dedos se hunden indica que tenemos una rotura de la línea alba y, por tanto, diástasis.
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