¿Por qué Brufau arremete contra el coche eléctrico?

Artículo de opinión de Ricardo Fraguas Poole: "Es indiscutible la absoluta ausencia de gases y otras emisiones contaminantes de manera local, y por ello, su inocuidad para la salud humana, animal y vegetal".

Salud35
24 mayo 2016 | 19:29 h
Antonio Brufau, presidente de Repsol
Antonio Brufau, presidente de Repsol
“Es una tristeza. Es lamentable que, aun velando por los intereses legítimos de los accionistas de Repsol, se siembre la duda sobre la eficiencia energética del motor eléctrico, aplicado al transporte por carretera, y la indiscutible absoluta ausencia de gases y otras emisiones contaminantes de manera local, allá donde el vehículo 100% eléctrico circula, y, por ello, su inocuidad para la salud humana, animal y vegetal.

Es triste y lamentable, como digo, que para sembrar la duda razonable sobre la necesaria alternativa viable que los vehículos 100% eléctricos supone a los de motores de combustión, y por ello al combustible fósil, se apele a la posibilidad de que la energía que un vehículo eléctrico utiliza pueda ser producida de forma contaminante -cuando lo que es bueno para todos es que puede ser producida y así se hace en muchos lugares y muchos momentos del día, como es el caso de España-.

Pero más triste y lamentable, desde mi punto de vista, es que, a estas alturas del desarrollo de la humanidad, se reutilice la estrategia que se ha cobrado ya más de 60 millones de vidas.

Sí, habéis leído bien, más de sesenta millones de vidas que podían haberse salvado.

Se trata de la estrategia de comunicación que las personas que defendían los intereses económicos de los accionistas de las empresas tabaqueras, utilizaron para retrasar la finalmente inevitable regulación y limitación de la comercialización y consumo del tabaco.

Aunque ya "se decía, se especulaba y se comentaba", en las cocinas de la información internacional, que así iba a suceder, me costaba trabajo creer que las personas que defienden los intereses de los accionistas de empresas que, como Repsol, se dedican a la explotación de los combustibles fósiles, sucumbieran de nuevo a la estrategia de la negación y el descrédito para prorrogar la producción de beneficios, sobre beneficios, a sabiendas de los perjuicios que para la salud pública humana, y en este caso también medioambiental, provoca la quema masiva de combustibles fósiles.

Por incomprensible e increíble que parezca, con las recientes declaraciones de Antonio Brufau, presidente de Repsol, ante su junta de accionistas, se hace evidente que así es.

La historia se repite y demasiado pronto como para no darnos cuenta e intentar poner remedio.

A pesar de la decidida voz autorizada de los colectivos sanitarios y de los médicos e investigadores de la organización Mundial de la Salud, durante más de tres décadas, asesorados por sus preparados despachos de abogados y consultoras, desde las tabaqueras, se puso en práctica la estrategia de comunicación y de acción legal de intentar, primero, silenciar las evidencias y después sembrar la duda razonable entre la causa y el efecto del cáncer de pulmón y el consumo de tabaco.

Efectivamente, las multimillonarias facturas de sus asesores, desde, y sólo desde, el punto de vista económico, les salió rentable a los propietarios de las empresas tabaqueras. A pesar de que ya en 1939 se había demostrado científicamente la relación entre el cáncer de pulmón y el consumo del tabaco (Franz Hermann Müller, Cologne Hospital 1939), la combinación de propaganda, publicidad y acciones legales para desprestigiar y devaluar la relación causa efecto de los cigarrillos y el cáncer de pulmón, consiguió retrasar hasta 1982 la aprobación de las primeras leyes que protegen a los menores del acceso al tabaco, y a los adultos de cuidar la calidad del aire que respiramos, al menos, en espacios públicos. Así mismo, hemos conseguido avanzar en la defensa del ciudadano a la exposición a los mensajes publicitarios de estímulo e incitación a fumar. Desde hace pocos años, por ley y con el reconocimiento, por fin, explícito de los propios empresarios del tabaco, las cajetillas de tabaco han de llevar de forma claramente visible un mensaje claro y conciso: FUMAR MATA.

"La OMS ha elevado a primera causa de muerte prematura el deterioro de la calidad del aire"
Han pasado casi cuatro décadas en las que ahora hemos desvelado que los directivos de las empresas tabaqueras conocían los efectos, gravemente perniciosos para la salud, del consumo del tabaco -sin entrar ahora en las cuestiones de la explotación laboral especialmente denunciadas en la industria del tabaco a lo largo de la historia-. Casi cuatro décadas de grandes beneficios, de hacer dinero sobre dinero, a costa de más de sesenta millones de muertes prematuras por cáncer de pulmón, directamente causadas por el consumo del tabaco o la exposición a su humo (International Agency For research on Cancer de la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas).

Hasta ahora el cigarrillo estaba considerado como el artefacto más letal de toda la historia de la civilización humana (Dr Robert N Proctor, History Department, Stanford University). Hoy sabemos que la industria extractiva y de procesado de petróleo, gas y carbón que sustenta la quema masiva de combustibles fósiles ha desbancado al tabaco del fatídico ranking.

Sesenta millones de muertes prematuras y de incalculable sufrimiento que podía haberse evitado. Sesenta millones de muertes prematuras y de incalculable sufrimiento que recae sobre los hombros y la conciencia de las personas que hicieron lo posible por prorrogar los beneficios de la venta del tabaco a costa de todo ello.

Antonio Brufau, amigos que invertís en las empresas de extracción petrolífera para la producción y comercialización de carburantes, nunca mejor dicho: no merece la pena. Por favor, abandonad cuanto antes la funesta estrategia ya aplicada por la industria del tabaco para prorrogar beneficios a costa de la salud pública y en este caso también medio ambiental.

Por una parte la Organización Mundial de la Salud ya ha elevado a primer causa de muerte prematura el deterioro de la calidad del aire provocado por las emisiones contaminantes de la quema de combustibles fósiles, principalmente de los vehículos de motor de explosión.

Estamos hablando de casi tres millones y medio de muertes prematuras al año provocadas por las emisiones contaminantes de los motores de combustión del transporte de superficie (Maxplank Institute, MIT, OMS).

Por otra parte la comunidad internacional por voz del Secretario General de las Naciones Unidas y de sus principales representantes, entre los que se incluye nuestro máximo embajador S.M. Felipe VI, conviene que la quema masiva de combustibles fósiles ha de cesar de inmediato para mitigar los catastróficos efectos del cambio climático.

No sólo es mediocre y pusilánime intentar convencer a los accionistas de que no deben alarmarse por la amenaza que para sus intereses económicos depositados en Repsol puede suponer el exponencial crecimiento de los vehículos 100% eléctricos, que no producen ningún tipo de emisión contaminante y que además no dependen del combustible fósil de Repsol para funcionar.
También es zafio y de muy mal gusto eludir la evidencia de que los vehículos 100% eléctricos están capacitados para utilizar energía producida de fuentes renovables y que la tecnología actualmente permite producir energía cero emisiones de fuentes renovables a mucho menor coste que el que supone la utilización de combustibles fósiles para el mismo fin.

Así mismo, es poco comprensible que a personas tan supuestamente preparadas para el desempeño de sus atribuciones gerenciales y de desarrollo de negocio y a las que se presupone la máxima integridad, se les escape la posibilidad de trasladar a los propietarios del negocio que además de que, sea un hecho demostrado y demostrable que todo lo que sale por los tubos de escape es perjudicial para la salud, en mayor o mayor grado y más rápido o más lentamente mata, todo apunta a que la quema masiva de combustibles fósiles -debido al también demostrado y demostrable desequilibrio que está provocando del balance natural de los gases atmosféricos que mantiene la temperatura vital para el desarrollo de la vida en la Tierra- es también perjudicial para la salud del Planeta.

Parecería más razonable que en vez de intentar desacreditar lo "indesacreditable", y de intentar prorrogar la fidelidad de los accionistas y los beneficios a costa de daños irreparables y el sufrimiento ajeno, se procuraran buscar otras formas de rentabilizar inversiones como por ejemplo en la generación renovable de energía y su comercialización, bien por emprendimiento y desarrollo propio o por la fusión o adquisición de empresas que ya lo hacen.

El consumo de las gasolinas para el transporte por carretera toca a su fin. No sólo por que pronto conseguiremos, como sucedió con el tabaco, proteger, mediante la ley, a los ciudadanos, de los mensajes de publicidad y propaganda de estímulo a la compra y uso de vehículos contaminantes como los son todos los que queman gasolina y gasoil y de la comercialización de estos ingenios, una vez que sabemos de sus perjuicios para la salud pública y del medio ambiente -como decidida y consecuentemente ha aprobado ya el parlamento del país europeo de Holanda-. 
Como sucedió con el tabaco y sucede ya en algunos territorios como el de California, pronto veremos avisos en los coches y zonas donde transitan y se estacionan: "todo lo que sale del tubo de escape mata. No permanezca junto a él."

También porque existe una alternativa, infinitamente mejor, basada en la movilidad eléctrica y la generación renovable de Energía.

De momento, aunque podría hablar durante horas sobre las excelencias de los motores y los vehículos eléctricos en cuanto a ausencia de emisiones contaminantes locales y en también origen al utilizar energía de fuentes limpias y renovables y de su eficiencia, prestaciones, fiabilidad, robustez... no me voy a extender mucho más. Pero dado que los titulares de los principales medios generalistas y económicos han destacado que Antonio Brufau, presidente de Repsol, sostiene que "los vehículos eléctricos producen CO2" y en el "run run" colectivo pueda prosperar la idea de que los coches eléctricos contaminan incluso más que los de motor de combustión, no voy a reprimirme en proponer un experimento que a lo largo de la historia reciente ha solido funcionar.

Se trata de bajar de la abstracción a lo concreto y de las afirmaciones a su comprobación. El gerente y copropietario de la empresa, cuya actividad se obceca en defender que no daña la salud de las personas y en este caso también del Planeta, se le invita a realizar la prueba con sus familiares más queridos, hijos o nietos.

Tomemos por ejemplo mi coche, 100% eléctrico, que utilizo desde hace cinco años y con el que he realizado más de 70.000 km por la ciudad de Madrid y alrededores, con el que he ahorrado más de 9 toneladas de CO2 a la atmósfera. Si para recorrer los 70.000km hubiera utilizado un modelo de motor de combustión de última generación en reducción de emisiones y presuntamente sujeto a la normativa europea, como era el Ford S-Max que durante los últimos años he tenido parado y del que ya me he desprendido, además de las 9 toneladas de CO2 también habría producido otros volúmenes importantes de agentes especialmente contaminantes y perjudiciales para la salud de las personas como lo son el tolueno, el benceno, el dióxido de azufre SO2, el dióxido de Nitrógeno NO2, O3, y las dañinas y cancerígenas micro partículas.

Pues bien yo, con mucho gusto le doy a elegir poner en marcha mi vehículo 100% eléctrico y mantenerlo encendido durante ocho horas en la habitación de los hijos de Brufau, mientras duermen con las ventanas cerradas o hacer lo propio con uno de motor de combustión, que desconozco si utiliza a diario.

También con mucho gusto y respeto como comenté ayer durante la carrera de monoplazas 100% eléctricos del e-prix de Berlín, le animo a que sopese sus palabras, la posibilidad de rectificarlas, así como deseo que sus acciones futuras eviten reproducir, en igual o incluso en muchísima mayor escala, los perjuicios y sufrimientos irreparables que pudo evitar la industria tabaquera alertando a los consumidores de las graves consecuencias para la salud que suponía y supone el consumo de sus productos.

Berlín e-Prix, recapacita Brufau”.

Artículo de Opinión de Ricardo Fraguas Poole, periodista, director de Emisión cero TV.


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