La convocatoria está destinada a entidades españolas y proyectos de carácter nacional, tiene como finalidad el apoyo a nuevas soluciones tecnológicas, creativas e innovadoras, que ofrezcan una respuesta pragmática a las necesidades de las personas con autismo y de su entorno (familias, profesionales, etc.) mejorando su integración social y su calidad de vida.
Blue Thinking es una iniciativa para desarrollar una app accesible cognitivamente, mientras que Lancelot consiste en una solución para las fobias a través de la realidad virtual
En esta ocasión se han seleccionado dos proyectos, que comenzarán en breve su fase de desarrollo. Por un lado, Blue Thinking, una propuesta presentada por la Universidad Rey Juan Carlos y la Asociación Alenta, consiste en el desarrollo de una aplicación accesible cognitivamente que permita a la persona con TEA aprender programación a la vez que se ejercitan y fortalecen las funciones ejecutivas. La app estaría destinada para niños y adolescentes con o sin autismo de seis a 16 años, de forma que pueda conformarse como un recurso inclusivo para escuelas e institutos que incorporen asignaturas de programación en sus planes de estudios. El propósito de Blue Thinking es que la app sirva para estimular el pensamiento creativo en la persona con autismo y la motivación hacia la tecnología como una posibilidad de trabajo futuro.
Además, la app pretende ser una herramienta para fortalecer las funciones ejecutivas en contextos de intervención (planificación, monitorización y resolución de problemas, además de una vía para fomentar el trabajo en equipo.
Por otro lado, el proyecto Lancelot, iniciativa presentada por el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-TAD) y la Asociación Pauta, propone una solución para la intervención y el tratamiento de las fobias en personas con autismo combinando del uso de la realidad virtual y de sensores de biofeedback.
Gracias a una pulsera se consigue medir el nivel de estrés a partir del ritmo cardíaco, la conductividad de la piel, la temperatura o los movimientos de la mano. Esos datos, conjugados con la experiencia en un entorno controlado que permite la realidad virtual, con una recreación realista de la situación que genera el malestar, pero sin sensación de peligro y con control, pretenden combinarse en una herramienta útil para los profesionales que trabajan con las personas con autismo en el tratamiento de fobias o impactos de estrés.
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